Ruega por nosotros

Néstor

Néstor “El Doogie” Olivares

Las campañas por la presidencia de México continúan y como viacrucis nos toca soportar el bombardeo mediático, dimes, diretes y descalificaciones, cual corona de espinas enterrándose en nuestras cabezas.

Y es de llamar la atención, como apenas iniciado este camino propagandístico, la mismísima iglesia vino de golpe a plantarle la agenda de paz y seguridad a los candidatos, tal como sacerdote cuando te avienta al agua de madrazo en tu bautizo y esto tiene un trasfondo.

Y bueno, el tema aquí es hablar del peso político y social que pueden llegar a tener  las iglesias y la religión durante un proceso electoral, ya que considerando que  si vivimos en un país con una cifra de más de 126 millones de habitantes, donde el 78.6 % de la misma es católica y el resto se reparte entre cristianos, evangélicos, protestantes, algunos judíos y los seguidores del América y las Chivas, créanme que la religión tiene una fuerte influencia en las cosas que suceden en la tierra misma donde la virgencita se le apareció a Juan Diego.

Si nos ponemos a indagar, descubriremos que  en muchos de los pueblos de México, las tres figuras más respetadas son el presidente municipal, el médico del pueblo y el sacerdote, cada uno con su poder e influencia, donde obviamente el político es la figura de autoridad legítima, el médico es el protector de vidas y el sacerdote, el conector entre el mundo terrenal y el divino.

Y es que recordemos el peso histórico de la iglesia en México, desde su implantación a punta de madrazos durante la conquista y estableciéndose como el eje rector de lo bueno en la sociedad y como inquisición si no le hacíamos caso (neta que ching@s les metían), su influenza ideológica llegó a permear en todos los estratos de la Nueva España y para muestra podemos ver la cantidad de personas que solamente ven a Quetzalcóatl como mero adorno de las playeras que venden en Teotihuacan, permitiendo con esto acuñar no solamente riquezas materiales, sino también la capacidad de influir en la mente del colectivo, todo en nombre del Señor y bueno, ¿a qué pendej0 de ese entonces se le ocurriría ir en contra de la voluntad del Dios que creó el cielo y la Tierra, verdad?

Bueno, pues con el paso del tiempo su poder e influencia creció y creció, hasta que el señor pionero del gel para cabello y al que le debemos el peinado “a lo Benito Juárez” les puso un límite legal, sin embargo la influencia social de las religiones jamás se ha detenido hasta la fecha. Y pese a esta división legaloide, por supuesto que los políticos han hecho uso de ella, buscando que la iglesia utilice su fuerte aparato de divulgación, para de manera sutil, ir permeando en la mente de la feligresía, sí, hasta el punto en que si alguien elige a tal candidato fue porque el cura se lo dijo, fue la voluntad de Dios, o en otros casos, donde los políticos usan mensajes que hacen referencia a la religión con tal de lograr la empatía con la mayor parte del electorado creyente o manipulable, o hasta ver cómo candidatos que profesan alguna creencia se llegan hasta bautizar con otra religión para que digan “que es uno de ellos”, con tal de conseguir votos.

La iglesia es poderosa y conoce los momentos en los cuales actuar y llenar los vacíos que la falta de gobernanza deja al aire, están conscientes de que en la historia políticos han llegado y con la misma se han ido, pero la creencia en lo divino ha estado desde que el hombre veía con incredulidad la lluvia y los rayos, hasta nuestros tiempos, en que las tías mandan por Whatsapp imágenes de Piolín con bendiciones por las mañanas.

Y bueno, mientras tanto, seguiremos escuchando las letanías de los candidatos y ver cómo el entramado político y social va tomando forma, hasta que llegue el momento de ir a las casillas y ahí sí, como diría mi abuelita, “que sea lo que Dios quiera”.

FB: El Doogie Olivares

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