Los proyectos de AMLO: Un legado de sobrecostos y retos financieros para el próximo gobierno

Las emblemáticas obras de infraestructura impulsadas durante la administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) han dejado una huella profunda y problemática que presionará significativamente al próximo gobierno de México. Expertos advierten que los sobrecostos, los retrasos y la falta de desarrollo de proyectos necesarios son un lastre que complicará la gestión futura, revelando un panorama financiero y de infraestructura poco alentador.

Según los Precriterios Generales de Política Económica 2025, el déficit público de México disminuirá del 5% este año al 2.5% el próximo, una proyección que considera la supuesta finalización de asignaciones de capital para proyectos como la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya. Sin embargo, especialistas señalan que, en la práctica, estos proyectos seguirán demandando inversiones públicas multimillonarias.

Proyectos con costos crecientes y resultados inciertos

El Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos (Pemex) aseguró a principios de 2023 que no se necesitarían más recursos para la refinería de Dos Bocas. No obstante, hasta marzo de este año, se han destinado 41 mil millones de pesos adicionales, reflejando una gestión financiera desbordada y poco transparente.

El Tren Maya, otra de las obras insignia de AMLO, es un ejemplo de sobrecostos y retrasos. Originalmente estimado en una inversión de entre 120 mil y 150 mil millones de pesos, el proyecto ha consumido hasta ahora 530 mil millones de pesos, con solo un 80% de avance. Este tren, junto con otras obras como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y el Corredor Interoceánico, representan inversiones colosales que aún no han demostrado su viabilidad económica.

Falta de planificación y su impacto futuro

Juan Carlos Machorro, especialista en infraestructura y socio de la firma Santamarina y Steta, advierte que el déficit público empeorará debido a la mala gestión y la apuesta desmedida en estas obras. “Quien gane la elección tendrá comprometidas sus finanzas por tres razones: las obras inconclusas, los mantenimientos e infraestructura pendientes, y los subsidios que necesitarán proyectos como el Tren Maya y la refinería”, subrayó.

Esta situación se ve agravada por la ausencia de un Plan Nacional de Infraestructura coherente y a largo plazo. Manuel Gómez Parra, director general de Desarrollo Ferroviario y Multimodal de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), reconoció recientemente que la falta de planificación adecuada ha sido un error constante en el desarrollo de proyectos. “Estamos a veces bajo presiones para hacer los proyectos muy rápido, muchos sin la planificación necesaria”, afirmó.

Un legado de incertidumbre económica

La gestión del actual gobierno ha tenido un impacto negativo en la inversión pública en infraestructura, que se ha reducido un 22% respecto al sexenio anterior. Arturo Carranza, director de Proyectos de Energía en Akza Advisors, señaló que esta reducción ha generado una crisis financiera para las empresas, afectando sus fuentes de financiamiento y la situación con proveedores. La problemática de Pemex, una vez una palanca de crecimiento, ahora requiere una integración urgente del sector privado para el desarrollo de infraestructura con una planificación adecuada.

El legado de las obras de infraestructura de AMLO presenta un desafío monumental para el próximo gobierno de México. La gestión de sobrecostos, los retrasos y la falta de una planificación integral han dejado un panorama financiero complicado. La próxima administración deberá encontrar un equilibrio entre finalizar los proyectos existentes y desarrollar nuevos, con una estrategia que incorpore al sector privado y promueva la confianza económica. La tarea no será fácil, pero es esencial para asegurar un desarrollo sostenible y la estabilidad financiera del país en los próximos años.