Veracruz se encuentra en el ojo del huracán tras la supuesta renuncia del Secretario de Seguridad Pública, Cuauhtémoc Zúñiga, luego de los trágicos eventos en Tlotalco donde tres campesinos murieron a manos de elementos de la policía estatal. Según versiones, Zúñiga habría presentado su renuncia al gobernador Cuitláhuac García debido a su incapacidad para manejar la situación y evitar la violencia desatada por la Fuerza Civil contra manifestantes pacíficos.
El conflicto en Tlotalco se desató cuando campesinos bloquearon una carretera demandando la intervención de autoridades federales, estatales y municipales. La respuesta violenta de la policía, que terminó en la muerte de tres manifestantes, ha generado una ola de indignación y cuestionamientos sobre la gestión de la seguridad en el estado.
A pesar de la gravedad de los hechos, se reporta que el gobernador García no habría aceptado renuncia de Zúñiga, justificándolo con los “buenos y jugosos resultados” que éste ha aportado a la dependencia. Este movimiento ha generado especulaciones y críticas sobre las prioridades y el manejo interno del gobierno estatal, especialmente en un contexto tan sensible y crítico como el de la seguridad pública.
Hasta el momento, ni la Secretaría de Seguridad Pública ni la oficina de comunicación social del gobierno del estado han confirmado o desmentido esta información, dejando a la ciudadanía en un estado de incertidumbre y descontento.
La posible permanencia de Zúñiga en el cargo, a pesar de la tragedia en Tlotalco, plantea serios cuestionamientos sobre la responsabilidad y la ética en la administración de la seguridad pública en Veracruz. La sociedad exige respuestas claras y acciones concretas para evitar que episodios tan lamentables se repitan.




