El 26 de julio marca el tercer aniversario de la desaparición de 19 hombres en el municipio de Pantelhó, Chiapas, un lugar azotado por la violencia de grupos paramilitares que luchan por el control político y económico. Estos hombres, todos pobladores Tsotsil Tseltal, fueron vistos por última vez cuando el grupo de autodefensas conocido como El Machete los sacó de sus casas, los amarró en el kiosko del pueblo y luego los llevó con rumbo desconocido. Desde entonces, sus familias no saben si están vivos o muertos.
Cada mes, Francisca Fidencio Morales Monterrosa, de 72 años, se manifiesta junto a su familia en busca de justicia para su hijo, su nieto y su sobrino, quienes están entre los desaparecidos. “No sabemos nada, el gobierno está por salir, y desde hace dos años se tuvo una reunión con las autoridades sin ningún avance. ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, exclama con desesperación.
Pantelhó, desde 2021, se ha convertido en un campo de batalla entre el grupo de autodefensas El Machete y Los Herrera, quienes durante 18 años controlaron la región. Los constantes enfrentamientos y emboscadas han sumido al municipio en una espiral de violencia, dejando a la población en un estado de incertidumbre y miedo.
La violencia en Chiapas no es solo obra del crimen organizado; la lucha entre estos grupos paramilitares ha exacerbado la situación, afectando profundamente a comunidades como Pantelhó. A pesar de las manifestaciones y demandas de justicia, el caso de los 19 desaparecidos sigue sin resolverse, un doloroso recordatorio de los miles de casos similares en todo el país que quedan en el olvido.
Esta trágica situación resuena fuertemente entre los jóvenes, quienes a través de redes sociales, buscan dar visibilidad y apoyo a las familias afectadas. La pregunta que queda en el aire es: ¿hasta cuándo la violencia y la impunidad seguirán marcando la vida en Pantelhó y otras comunidades de México?




