Fitch Ratings lanzó una advertencia crucial para la próxima administración de Claudia Sheinbaum, quien asumirá la presidencia de México con una pesada carga sobre sus hombros: una deuda nacional que se disparará por encima del 51% del Producto Interno Bruto (PIB) y reformas propuestas que podrían poner en riesgo la calificación soberana del país.
En su informe titulado “Agenda, desafíos y oportunidades de la presidenta electa de México, Sheinbaum”, la agencia subraya que, aunque se espera una continuidad en las políticas macroeconómicas, la estrategia fiscal y las reformas de gobernanza serán determinantes para la estabilidad financiera del país. La deuda, que ya ha subido del 46% en 2023 al 49% a inicios de este año, seguirá en aumento, complicando aún más el panorama.
Sheinbaum, exjefa de Gobierno de Ciudad de México, ha prometido reducir el déficit fiscal al 3.5% para 2025, después de que en 2024 se alcance un alarmante 5.9%, debido al cierre de los proyectos insignia de Andrés Manuel López Obrador, como el Tren Maya. Sin embargo, Fitch advierte que las proyecciones indican un incremento gradual de la deuda en los próximos años, impulsado por altos costos de endeudamiento y un crecimiento económico moderado, que apenas promediará el 2% entre 2024 y 2026.
Otro factor que complica el escenario es Pemex, que sigue siendo una carga fiscal significativa y requerirá apoyos del gobierno para cumplir con sus obligaciones. Además, las próximas elecciones en Estados Unidos y el futuro incierto del “nearshoring” añaden una capa adicional de incertidumbre económica.
Fitch también alerta sobre las reformas constitucionales que López Obrador pretende aprobar antes de dejar la presidencia, entre ellas, la polémica iniciativa de elegir a jueces y ministros por voto popular. Según la agencia, estas reformas podrían deteriorar el perfil institucional de México, agravando los ya débiles indicadores de gobernanza, aunque matiza que su impacto real solo será evidente una vez implementadas.
Con una trayectoria económica prudente y consistente, Sheinbaum enfrenta un reto monumental: estabilizar la deuda y el déficit en un contexto de creciente incertidumbre y presiones internas y externas. ¿Podrá la futura presidenta cumplir con sus promesas sin sacrificar la estabilidad del país? Fitch deja claro que el camino será todo menos fácil.
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