Chiapas clama por justicia tras el asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, defensor de derechos humanos

La diócesis de San Cristóbal de las Casas se encuentra sumida en el dolor y la indignación tras el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, un incansable defensor de los derechos humanos y los pueblos indígenas. La tragedia, ocurrida en la iglesia de Guadalupe, ha dejado a la comunidad en shock, mientras que la violencia en Chiapas sigue escalando.

El obispo Rodrigo Aguilar Martínez, en una emotiva homilía este domingo, hizo un llamado urgente al gobierno para que se establezca la paz en la región con base en “auténtica verdad y justicia”. Aguilar expresó su disposición a perdonar a los responsables materiales e intelectuales del asesinato, pero enfatizó que la paz verdadera solo puede alcanzarse con justicia. “Exhorto a los habitantes y quienes transitan por este estado a recapacitar, porque la verdadera paz tiene que ir unida a la verdad y la justicia”, declaró durante la misa en la que los restos del padre Marcelo fueron entregados a su familia.

Un defensor de la paz y la justicia

El padre Marcelo Pérez Pérez era ampliamente reconocido por su labor en defensa de los derechos de los pueblos indígenas y por su búsqueda incansable de la justicia en una de las regiones más violentas de México. Su muerte ha generado un fuerte clamor social y eclesiástico. El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño expresó su “consternación y dolor” en una carta enviada al arzobispo Aguilar, destacando la lucha del sacerdote por la paz en su comunidad.

Por su parte, el Diálogo Nacional por la Paz, un organismo que incluye a la Conferencia del Episcopado Mexicano y a los Jesuitas de México, condenó el asesinato y exigió el cese inmediato de la violencia en Chiapas. “La población vive en terror por los homicidios, desapariciones y desplazamientos forzados”, señalaron, subrayando que la impunidad en el país es un factor que alimenta la violencia desenfrenada.

Violencia e impunidad en Chiapas

El estado de Chiapas, en el sureste de México, ha experimentado un aumento significativo en los niveles de violencia en los últimos meses. Organizaciones civiles y religiosas han alertado sobre la situación de inseguridad que afecta a comunidades enteras, particularmente a los pueblos indígenas que el padre Marcelo defendía.

El asesinato del sacerdote se suma a una larga lista de crímenes que permanecen sin resolver, lo que ha generado un clima de miedo y desconfianza en las autoridades. El Diálogo Nacional por la Paz reiteró su “profunda indignación” por el asesinato, exigiendo el esclarecimiento inmediato del crimen y la implementación de medidas para frenar la violencia en la región.

Un llamado a la acción

El mensaje de la diócesis es claro: la paz en Chiapas solo será posible si se enfrenta la verdad y se actúa con justicia. Mientras las investigaciones continúan, la comunidad religiosa y civil espera que este asesinato no quede impune y que sirva como un punto de inflexión para devolver la tranquilidad a una región que ha sufrido demasiado.

El legado del padre Marcelo Pérez Pérez vivirá en las personas a las que ayudó y en su incansable lucha por los derechos de los más vulnerables.

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