Trump insiste: Groenlandia es “clave” para EE. UU., pero Dinamarca se planta

Donald Trump ha vuelto a poner sus ojos en Groenlandia. En declaraciones recientes, el presidente electo aseguró que la adquisición de la isla es “una necesidad absoluta” para garantizar la seguridad económica de Estados Unidos y no descartó recurrir a medidas de fuerza.

El planteamiento no es nuevo. Desde el siglo XIX, Estados Unidos ha intentado comprar Groenlandia, pero esta vez las tensiones geopolíticas con China y Rusia, junto con el deshielo del Ártico que facilita el acceso a recursos naturales, han reavivado el interés estadounidense. Sin embargo, tanto el gobierno de Dinamarca como el autónomo de Groenlandia han dejado claro que la isla “no está en venta”.

Una isla estratégica y codiciada

Groenlandia, la isla más grande del mundo, es rica en recursos como tierras raras, hierro y uranio. Su ubicación en el Ártico también la convierte en un punto estratégico clave para las grandes potencias. Actualmente, alberga la Base Espacial Pituffik, una instalación militar estadounidense heredada de acuerdos de la Guerra Fría.

Pese a sus ventajas geográficas, la isla enfrenta desafíos económicos y depende en gran parte de subsidios daneses que representan el 20% de su PIB. Este vínculo económico con Dinamarca ha sido un pilar en su relación, aunque el gobierno groenlandés, liderado por Múte Egede, ha defendido la independencia de la isla, calificándola como “un paso para romper los grilletes del colonialismo”.

Dinamarca se planta ante Trump

En respuesta a los comentarios de Trump, el ministro de Exteriores de Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, reafirmó el derecho de Groenlandia a la autodeterminación y descartó cualquier negociación para la venta. “Si Groenlandia decide independizarse, será bajo sus propios términos, no para ser parte de Estados Unidos”, declaró Rasmussen.

Este rechazo no es nuevo. En 1946, Washington ofreció 100 millones de dólares en oro por la isla, pero Dinamarca lo rechazó. Desde entonces, la relación entre ambos países ha oscilado entre la cooperación militar y el recelo político.

¿Un regreso a la era del expansionismo?

Trump no se ha limitado a Groenlandia en su discurso. También ha sugerido que Estados Unidos debería controlar el Canal de Panamá e incluso anexionarse Canadá, lo que ha desatado preocupación internacional. Analistas como Mark Jacobsen califican estas ideas como “una visión desfasada”, pero advierten que podrían reactivar tensiones globales.

Mientras Trump se prepara para regresar al poder, el mundo se pregunta si sus palabras son solo provocaciones o el preludio de una estrategia más agresiva. Por ahora, Dinamarca y Groenlandia mantienen su posición firme: la isla no está en venta, y su futuro lo decidirán sus propios habitantes.

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