La reciente suspensión de la aplicación ‘CBP One’, herramienta clave para gestionar citas de asilo en Estados Unidos, ha encendido alarmas entre organizaciones humanitarias y migrantes en México. Según Médicos Sin Fronteras (MSF), esta medida coloca a cientos de miles de personas en una situación de incertidumbre y peligro en rutas marcadas por violencia extrema.
Adriana Palomares, coordinadora general de MSF en México, calificó la decisión como “irresponsable”, advirtiendo sobre su impacto directo en la salud y bienestar de los migrantes. En Coatzacoalcos, Silvia, una venezolana en espera de avanzar hacia el norte, expresó su angustia: “Nos hemos expuesto a la muerte. Estamos aquí con nuestros hijos, buscando un futuro mejor, pero ahora todo parece más difícil”.
El cierre de esta plataforma, implementado tras el regreso de Donald Trump a la presidencia, se suma a políticas restrictivas como ‘Quédate en México’, que obliga a los solicitantes de asilo a permanecer en condiciones precarias en la frontera. Además, MSF ha documentado un incremento en las caravanas migrantes desde noviembre de 2024, junto con un alza en los casos de violencia, incluyendo 700 reportes de agresión sexual atendidos en el último año.
Mario, otro migrante venezolano, señala que esta situación los deja más expuestos: “Es una ruta peligrosa. Las mafias y las extorsiones están a la orden del día”. Mientras tanto, en Ciudad de México, MSF ha comenzado programas de apoyo psicológico para atender un aumento en los casos de ansiedad y crisis emocionales.
La suspensión de ‘CBP One’ no solo representa un retroceso en la protección de los derechos humanos de los migrantes, sino que también evidencia el endurecimiento de las políticas migratorias en la región. La pregunta sigue en el aire: ¿cuánto tiempo más podrán resistir quienes ya lo han perdido todo?
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