Dos Bocas: el ambicioso proyecto de AMLO y comandado por Rocío Nahle que enfrenta un mar de problemas

Lo que comenzó como uno de los proyectos insignia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, hoy se ha convertido en un desafío monumental para Pemex y la administración de Claudia Sheinbaum. La refinería Dos Bocas, anunciada en 2019 con un presupuesto inicial de $8 mil millones de dólares, ya ha rebasado los $20 mil millones y, cinco años después, sigue sin producir gasolina en cantidades comerciales.

Desde su concepción, la refinería fue promocionada como el símbolo de la soberanía energética mexicana. Sin embargo, decisiones como el uso de diseños desactualizados y la construcción en terrenos inestables han generado una serie de contratiempos, desde inundaciones hasta fallas estructurales.

Retos de diseño y operación
Expertos señalan que gran parte de los problemas de Dos Bocas se deben a que se prescindió de estudios de diseño clave en etapas iniciales. Bernardo Del Castillo, consultor energético, explicó que la infraestructura fue diseñada para una zona montañosa y no para las condiciones húmedas y bajas de Tabasco, lo que ha afectado su funcionamiento.

Además, problemas eléctricos han provocado paros completos en la planta durante las fases de prueba, mientras que la tecnología anticuada utilizada significa que fallos en un área pueden afectar la operación completa. A finales de 2024, la refinería operaba apenas al 17.5% de su capacidad instalada, procesando principalmente diésel a partir de reservas preexistentes.

Un desafío para la sucesora de AMLO
La situación pone a prueba a la administración de Claudia Sheinbaum, quien ha prometido continuar con la meta de lograr la independencia energética. Con un Pemex endeudado en más de $100 mil millones de dólares y refinerías antiguas que operan a menos del 50% de su capacidad, resolver los problemas de Dos Bocas es crucial para evitar una crisis energética.

La presión aumenta ante las amenazas del expresidente Donald Trump de imponer un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas, incluido el petróleo crudo. Esto obligaría a México a buscar otros mercados internacionales, complicando aún más el panorama.

El futuro incierto de Dos Bocas
A pesar de sus problemas, Dos Bocas sigue siendo vista como la joya de la corona de la refinación mexicana. Con una capacidad proyectada para procesar 340 mil barriles diarios de crudo, podría transformar el sector energético del país si logra alcanzar su potencial.

Sin embargo, expertos e incluso empleados de Pemex son escépticos. “La refinación en Dos Bocas no estará disponible durante algún tiempo”, advierten analistas. Mientras tanto, México enfrenta el reto de equilibrar su ambición de soberanía energética con la realidad de una infraestructura plagada de desafíos.

¿Podrá Dos Bocas superar los obstáculos y cumplir con las promesas de AMLO? La respuesta aún está por verse, pero el reloj sigue corriendo.

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