El comercio entre México y Estados Unidos enfrenta un duro golpe. Exportadores mexicanos están sufriendo filas de hasta ocho horas en la frontera debido a la implementación de nuevos protocolos de seguridad y revisión documental en el puerto de Otay, en Tijuana.
Las medidas, impuestas por el gobierno de Donald Trump, han provocado un colapso en el tránsito de carga pesada, con filas que se extienden hasta 38 kilómetros y generan caos vial en la zona.
Israel Delgado Vallejo, vicepresidente de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar), explicó que estos retrasos se deben a la digitalización de documentos a través del nuevo Repositorio de Documentos Digitales (Repadi). Aunque la medida busca agilizar los trámites, su implementación ha sido accidentada y ha generado aún más complicaciones.
“El proceso será más eficiente en el futuro, pero debieron hacerse pruebas antes, porque el sistema aún falla y eso agrava la situación”, señaló Delgado.
El impacto en las exportaciones preocupa aún más por las negociaciones en curso entre la presidenta Claudia Sheinbaum y Donald Trump. Si EE.UU. impone aranceles del 25% a productos mexicanos, la industria manufacturera sufriría un golpe devastador.
A pesar del caos, Delgado confía en que esta situación sea temporal y que las negociaciones del equipo de Sheinbaum logren evitar una crisis mayor en el comercio bilateral.
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