La crisis financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) se agudiza. La petrolera estatal cerró el cuarto trimestre de 2024 con pérdidas por 190 mil millones de pesos, una de las cifras más altas en su historia reciente, agravando la deuda millonaria que arrastra desde hace años.
El desplome financiero se debe al aumento en el costo de ventas, la caída en la producción de crudo y la acumulación de pagos pendientes con proveedores. Actualmente, la deuda total de Pemex asciende a 97.6 mil millones de dólares, mientras que los adeudos con contratistas crecieron un 37.4% respecto al año pasado, alcanzando casi 25 mil millones de dólares.
Producción en picada
La producción de petróleo cayó un 10%, alcanzando apenas 1.67 millones de barriles diarios, lejos de la meta de 1.8 millones que el gobierno de Claudia Sheinbaum busca alcanzar en los próximos años.
Campos clave como Maloob, Zaap y Quesqui han registrado una declinación natural, lo que ha puesto en jaque la operación de Pemex.
Rescate con inversión privada
Para intentar salir a flote, Pemex apuesta por nuevos esquemas de inversión con capital privado, sin ceder el control operativo. Este modelo fue aprobado en la reciente reforma energética impulsada por el gobierno, que busca devolver el protagonismo a las empresas estatales en el sector.
Crisis sin final a la vista
Aunque el gobierno ha destinado más de 150 mil millones de pesos para el pago de deuda, la situación financiera de Pemex sigue siendo alarmante.
El reto de la petrolera es gigantesco: aumentar la producción, pagar a sus proveedores y reducir su deuda histórica, mientras enfrenta una crisis global en la industria energética.
La pregunta que flota en el aire es si este nuevo modelo de inversión será suficiente para salvar a la empresa más endeudada del mundo o si Pemex seguirá hundiéndose en números rojos.
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