No hubo victoria, pero sí una lección de grandeza. El ciclista mexicano Isaac del Toro se quedó a un paso de la gloria en el Giro de Italia, terminando como subcampeón tras una dura batalla en la montaña final. Pero más allá del resultado, su mensaje sacudió: “No ganamos, fuimos los primeros en perder… y no pasa nada”.
Con una mezcla de sinceridad y templanza poco común para sus 20 años, el joven de Ensenada dejó claro que en el deporte, como en la vida, también se aprende perdiendo. Mientras los reflectores apuntaban al británico Simon Yates —quien aprovechó un descuido entre Del Toro y el ecuatoriano Carapaz para arrebatar el liderato—, el mexicano alzó la voz con dignidad.
“Eso es lo cruel del ciclismo”, dijo. “Pude haberlo ganado, pero esto también es parte de lo que nos enamora del deporte”.
Del Toro, quien portará con orgullo la maglia blanca como el mejor joven del Giro, se negó a tomar decisiones impulsivas en los momentos clave. Prefirió conservar su segundo lugar antes que arriesgarlo todo. Incluso pidió colaboración a Carapaz en los últimos kilómetros, pero no hubo respuesta.
“No me arrepiento de nada. Todos jugaron sus cartas. Yo hice lo que creí más inteligente”.
Aunque la ‘maglia rosa’ se le escapó por segundos, Isaac del Toro se ganó el respeto del pelotón, de su equipo y de una nación que lo sigue con admiración. Su actitud no solo lo posiciona como una de las grandes promesas del ciclismo internacional, sino como una voz que rompe con la narrativa del “todo o nada”.
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