La Cuenca del Papaloapan arde. En los municipios de Tuxtilla y Chacaltianguis, el resultado de las elecciones del 1 de junio ha detonado un escándalo que involucra maquinaria del INE, clonación de credenciales y un cacicazgo político que no suelta el poder.
Una máquina oficial del Instituto Nacional Electoral fue incautada en la tesorería de Tuxtilla, presuntamente utilizada para duplicar credenciales de elector. Según denuncias ciudadanas, esta maniobra permitió que personas votaran en dos municipios distintos, alterando los resultados en favor del grupo encabezado por Froilán Estrada Rendón.
El clan que quiere todo
Froilán, exalcalde de Tuxtilla, no sólo está vinculado al uso ilegal del equipo electoral, sino también al impulso de su esposa, la actual alcaldesa Leydi Vergara, y de su sobrina política Berta Reyes, quien resultó ganadora entre fuertes acusaciones de coacción del voto. Como si fuera poco, su sobrino, candidato por el Partido del Trabajo (PT), también se impuso en Chacaltianguis, lo que ha levantado sospechas de una operación fraudulenta replicada en ambos municipios.
Protestas, tomas y tensión social
En Chacaltianguis, simpatizantes del candidato del PRI, Ramiro Pérez, tomaron las instalaciones del OPLE como forma de protesta. Su exigencia es clara: transparencia y revisión exhaustiva del proceso electoral.
Esto ha frenado la entrega de la constancia de mayoría a Akciel Torrecilla, del PT, quien oficialmente fue declarado ganador, pero cuya victoria está marcada por denuncias de irregularidades y manipulación.
La fecha clave: jueves 5 de junio
Las constancias que oficializarán a los nuevos presidentes municipales se entregarán el jueves, pero el silencio del OPLE frente a las pruebas y testimonios ha generado una ola de indignación ciudadana. En medio del caos, la democracia en la región pende de un hilo.
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