Redacción Agendamx
Fuente original: León Krauze, El Universal
Donald Trump ha encontrado un nuevo blanco para su retórica incendiaria: Los Ángeles, la ciudad que representa como ninguna otra la diversidad, la migración y la identidad hispana en Estados Unidos. Pero detrás del discurso político se esconde una realidad que desmonta por completo su narrativa: sin inmigrantes, California simplemente no funcionaría.
Con casi la mitad de su población identificándose como hispana, Los Ángeles no solo es la gran metrópoli latina de EE.UU., sino también la ciudad con mayor porcentaje de residentes nacidos en el extranjero. En barrios como Paramount —donde recientemente al menos 20 personas fueron arrestadas durante operativos migratorios—, más del 80% de los habitantes son latinos, muchos de ellos trabajadores que sostienen la economía local.
Además, el 60% de los angelinos se comunican en idiomas distintos al inglés, como español, coreano o armenio, reflejando una identidad cosmopolita y profundamente plural. Esta diversidad, lejos de ser una debilidad como insiste Trump, ha sido históricamente una fuente de fortaleza para la región.
Y los datos lo confirman: los inmigrantes generan más del 30% del Producto Interno Bruto de California —es decir, más de 700 mil millones de dólares al año— y representan uno de cada tres propietarios de pequeñas empresas. Tan solo en el área de Los Ángeles, aportan cerca de 40 mil millones en impuestos. Su presencia es crucial en sectores como el comercio, la construcción, los servicios y la agricultura.
“Los inmigrantes no son una carga: son el motor”, escribe León Krauze en su columna, publicada esta semana en El Universal. El periodista y analista, quien vivió más de una década en Los Ángeles, recuerda cómo miles de familias latinas han transformado sus vidas a través del esfuerzo y la educación, pese a no tener residencia ni ciudadanía. Jóvenes que fueron los primeros en su familia en graduarse. Padres que cruzaron la frontera con nada más que esperanza. Ciudadanos que, sin papeles, aún pagan impuestos y enseñan a sus hijos a amar el país que los acoge.
Frente a esta realidad, la persecución promovida por Trump y sus seguidores se muestra como lo que realmente es: una injusticia profunda y un atentado contra la prosperidad nacional. La pluralidad de Los Ángeles no solo refleja el presente de Estados Unidos, sino su futuro. Intentar destruirla es un acto de ingratitud y miopía.
“Perseguir a esta comunidad es un asalto irracional a la prosperidad”, concluye Krauze. Y tiene razón: lo que está en juego no es solo una política migratoria, sino la esencia misma de un país construido por inmigrantes.
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