Mientras la violencia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) dejaba a un niño muerto y a la ciudad sumida en el caos, el Ejército y la FGR cateaban —una vez más— un rancho vacío. El objetivo: capturar a “El Barbas”, líder criminal que volvió a escabullirse.
William Edwin Rivera Padilla, conocido como “El Barbas”, jefe regional del CJNG, desató una jornada de terror en Zitácuaro. Tiendas incendiadas, balaceras, bloqueos… y una familia destrozada: un niño de cuatro años asesinado a tiros, su madre y hermana heridas. La comunidad vivió escenas de pánico, especialmente en escuelas y zonas comerciales.
Horas después, fuerzas federales aseguraron uno de sus ranchos. En el lugar hallaron un arsenal: armas largas, granadas, cientos de cartuchos, vehículos y droga. Pero el capo volvió a escapar, como ya ha ocurrido al menos cinco veces, con ayuda de funcionarios corruptos, policías y transportistas aliados al cártel.
Mientras tanto, el presidente municipal, José Antonio Ixtláhuac Orihuela, declaró que su gobierno ha sido “rebasado” y pidió que la Federación tome el control. Pero lo que más lamentó fue “las críticas” hacia su administración.
“No soy ingenuo. Sé que hay intereses electoreros detrás de estas críticas”, dijo, más preocupado por su imagen que por la tragedia que enfrenta su municipio.
La Guardia Nacional anunció que reforzará su presencia en la zona, pero los ciudadanos se preguntan: ¿cuántos operativos más fallarán antes de que capturen a El Barbas?
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