Pese a las explosivas declaraciones del presidente Donald Trump, que celebró el ataque del sábado pasado como la “aniquilación total” del programa nuclear iraní, una filtración de inteligencia lo desmiente todo: Irán sigue teniendo la capacidad de fabricar una bomba nuclear en menos de seis meses.
La operación, llamada Midnight Hammer, movilizó 125 aeronaves, 75 bombas y misiles de alta precisión para atacar tres instalaciones clave en Isfahán, Natanz y Fordó. Pero según un informe filtrado por The New York Times y CNN, la ofensiva solo destruyó una pequeña fracción del material nuclear. Lo más preocupante: Teherán habría logrado mover sus reservas de uranio enriquecido antes del bombardeo.
¿Éxito rotundo o montaje político?
El documento de cinco páginas, elaborado por el Departamento de Inteligencia, contradice el discurso triunfalista de Trump y el Pentágono. Mientras el secretario de Defensa, Pete Hegseth, afirmó que las bombas “funcionaron a la perfección”, los analistas señalan que los daños fueron muy por debajo de lo esperado.
“Decir que las bombas no fueron devastadoras es un intento de socavar al presidente”, declaró Hegseth en tono desafiante. Pero los hechos pesan: el informe eleva el plazo para que Irán construya un arma nuclear de tres a seis meses, lejos del “game over” anunciado por la Casa Blanca.
¿Filtración incómoda o verdad silenciada?
La portavoz presidencial Karoline Leavitt tachó la filtración como un “intento malicioso” de desinformar y desacreditar a los pilotos que participaron en la misión. “Todos sabemos lo que ocurre cuando se lanzan catorce bombas de 13.600 kilos con precisión sobre sus objetivos: aniquilación total“, afirmó.
Sin embargo, el informe preliminar pinta otra realidad: las instalaciones siguen operativas y el programa nuclear iraní, aunque afectado, está lejos de estar destruido.
¿Qué sigue?
El mundo observa con cautela. Si la filtración resulta cierta, el ataque estadounidense no detuvo a Irán, solo lo molestó. Y con Washington ahora directamente involucrado en el conflicto entre Israel e Irán, el riesgo de una escalada nuclear vuelve a estar sobre la mesa.
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