Una operación de alto impacto sacudió al norte del país este fin de semana, luego de que fuerzas federales capturaran a 18 presuntos sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en lo que parecía ser uno de sus campamentos clandestinos en Rincón de Romos.
El despliegue conjunto del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y agentes de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana logró sorprender a los presuntos criminales, quienes estaban fuertemente armados. Uno de ellos resultó herido y fue trasladado al hospital bajo estricta custodia.
El arsenal decomisado incluye 20 armas de fuego, un lanzagranadas, 28 chalecos tácticos, cascos, cartuchos y hasta un kilo de polvo blanco, presuntamente droga.
La respuesta del crimen no se hizo esperar: bloqueos y vehículos incendiados comenzaron a registrarse en distintos puntos de la zona como represalia, desatando momentos de tensión para la población civil.
Las autoridades ya realizan patrullajes y sobrevuelos para evitar nuevas agresiones y restablecer la paz en la región, mientras los detenidos fueron puestos a disposición del Ministerio Público.
Este golpe representa un fuerte revés para el CJNG, que intentaba afianzarse en Aguascalientes, una plaza clave por su conexión con el centro y norte del país. Pero el mensaje de las autoridades fue claro: “El Estado no se va a quedar de brazos cruzados”.
¿Estamos ante el inicio de una nueva ofensiva contra los cárteles? ¿O vendrá una escalada de violencia en represalia?
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