La maestra jubilada Irma Hernández Cruz, de 62 años, se convirtió en víctima del crimen organizado por decir NO a una extorsión. Su asesinato, orquestado por el grupo criminal Mafia Veracruzana, también conocido como Grupo Sombra, ha desatado un clamor nacional de indignación, miedo y exigencia de justicia.
En un video que se viralizó días antes de su muerte, Irma aparece arrodillada, con voz temblorosa, leyendo un mensaje dictado por sus captores: un llamado a los taxistas de la región a pagar las “cuotas” impuestas por el narco. Siete días después, su cuerpo fue hallado sin vida dentro de una construcción abandonada en la comunidad de Tepetzintlilla.
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado, Irma sufrió un infarto a causa del terror extremo al que fue sometida.
Detenciones… pero la pesadilla no termina
El viernes 25 de julio, se anunció la captura de Víctor “N”, alias “El Cholo” o “Moyo”, y de José “N”, conocido como “El Gastón” o “Águila”, presuntos miembros de la Mafia Veracruzana. Posteriormente, una mujer también fue detenida en conexión con el caso.
La operación se llevó a cabo en el municipio de Cerro Azul, zona caliente donde este grupo ha operado con impunidad durante años. Pese a las detenciones, la población sigue temiendo represalias y las autoridades guardan silencio sobre posibles redes de protección institucional.
¿Quiénes son los asesinos?
El Grupo Sombra, rebautizado por sí mismo como Mafia Veracruzana, nació en 2017 como brazo armado del Cártel del Golfo, según documentos filtrados por Guacamaya Leaks. Comenzaron operando entre Veracruz y Tamaulipas, con tácticas de terror: torturas, desmembramientos y ejecuciones públicas.
Durante la pandemia, el grupo ganó notoriedad por imponer toques de queda y repartir despensas, lo que les ganó control territorial y cierta aceptación entre algunos sectores de la población. Sin embargo, la violencia nunca se detuvo.
En 2022, la Sedena alertó que la organización incrementó su poder durante el sexenio del gobernador Cuitláhuac García, sin que se tomaran acciones contundentes.
Una maestra valiente, asesinada por resistirse
Irma no fue solo una víctima más. Fue maestra, madre, trabajadora incansable, y luego taxista para sobrevivir. Su dignidad frente al crimen la convirtió en blanco, y su muerte en un símbolo de la impunidad que asfixia al norte de Veracruz.
Las calles de Álamo están de luto, pero también arden de rabia. Porque en el México real, negarse a pagar al narco es una sentencia de muerte, y quienes deberían proteger… brillan por su ausencia.
👉 ¿Quién sigue? Porque si hoy fue Irma… mañana podría ser cualquiera que se atreva a vivir con dignidad.
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