Mientras la gobernadora Rocío Nahle insiste en que “Veracruz está de moda” y presume seguridad, el estado arde entre asesinatos, desapariciones y terror armado. El pasado fin de semana fue un baño de sangre que dejó al descubierto una realidad muy distinta a la que difunde el gobierno morenista.
Viernes negro:
Se hallaron los cuerpos de Irma Hernández, maestra jubilada y taxista desaparecida en Álamo, y de Dulce Hortensia Tolentino, encontrada semienterrada en un naranjal. Su caso se suma a otras tres mujeres desaparecidas en la región norte.
Sábado violento:
En Poza Rica, hombres armados levantaron al subcoordinador del Cereso de Tuxpan. En Tuxpan, otro comando privó de la libertad a un taxista tras herir a su pasajero.
Ese mismo día, en Boca del Río, el odontólogo militar Ribsaim Rodríguez fue asesinado en su propia casa durante un presunto intento de robo. Lo mataron por una camioneta.
Domingo rojo:
En pleno juego de beisbol en Córdoba, Joel Méndez, hermano de una alcaldesa electa, fue ejecutado de un balazo en la cabeza frente a decenas de personas. Murió horas después en el hospital.
La crisis de violencia contrasta con el mensaje oficial de tranquilidad. Mientras la gobernadora celebra el turismo, funcionarias como Berenice Guillén (jefa de Hacienda estatal) eran reportadas como desaparecidas. Fue localizada el domingo, pero su caso encendió las alarmas.
🗣️ Ciudadanos, funcionarios y profesionistas ya no se salvan. Veracruz “de moda”… sí, pero por el terror.
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