Cuando ayudar es encerrar: el infierno de los anexos en México

Una Visión Ciudadana
Alan Sayago Ramírez 

El 12 de julio de 2025, en pleno centro de Coatepec, ese Pueblo Mágico que antes presumía su neblina y su comida colonial, pero que hoy carga con un aumento de inseguridad que nadie quiere enfrentar, un hombre caminó con una cabeza humana en una bolsa. Suena a película de terror, pero es la cruda realidad que viven muchas familias en México. André Jared “N”, el detenido, no es solo un criminal: es el resultado de un sistema fallido que dejó a un joven sin ayuda ni esperanza. Así que antes de que saltes con el típico “¡qué barbaridad!” desde la comodidad de tu café, mejor detenemos un momento y miramos qué hay detrás de esa tragedia.

Esto no fue un acto impulsivo ni aislado. Fue el desenlace sangriento de una historia de abandono, negligencia y simulación. Desde 2014, cuando su madre, Ana Laura Luna Pérez, buscó ayuda y lo internó por primera vez debido a sus adicciones, comenzó un calvario disfrazado de “rehabilitación”. Los llamados anexos, esos centros que en vez de curar parecen calabozos, operan sin regulación ni supervisión, ignorando sus propias normativas. Cuando una madre pide auxilio, el Estado responde con silencio, encierro y tijeras recortando presupuestos.

En una entrevista desgarradora, Ana Laura nos dejó claro: “Repruebo lo que hizo mi hijo, pero exijo justicia para todos los que solo encuentran cárcel cuando buscan ayuda”. Su hijo, un joven con sueños, fue apagado lentamente por la adicción y un sistema que castiga rápido y atiende lento. En lugar de políticas públicas reales, existen anexos que parecen bodegas olvidadas, sin regulación ni respeto por los derechos humanos.

Los datos son igual de duros: según SISVEA 2023, casi 6 de cada 10 personas que pidieron ayuda lo hicieron por “cristal”, la droga que tiene a México en alerta roja. Mientras la demanda crece, el presupuesto para adicciones cae en picada: de casi 3 mil millones en 2015 a solo 700 millones en 2022. Veracruz no es la excepción; el “cristal” avanza y la atención ni siquiera cubre lo básico.

En 2025, los estimulantes tipo anfetamínico pasaron de representar el 9.5 % de las consultas en 2013 a casi la mitad (49.1 %) en 2023. Alcohol y cannabis, antes líderes, quedaron relegados a segundo y tercer lugar. En 25 estados, el “cristal” es la razón principal para buscar tratamiento. Pero mientras la droga gana terreno, los centros siguen siendo un chiste: “anexos” que operan como bodegas sin supervisión ni condiciones dignas.

En papel existe la NOM 028 SSA2 2009, que establece requisitos mínimos para estos centros, pero en la realidad predominan el encierro, los gritos y la improvisación. La Auditoría 2021 reportó que de 638 millones de pesos etiquetados para atender adicciones, una gran parte se gastó sin justificar. ¿En qué? Nadie sabe. El resultado: centros sin regulación, sin respeto y con un personal sin preparación suficiente.

Para colmo, la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) decidió reservar por cinco años los resultados de la Encuesta Nacional de Salud Mental y Adicciones (ENASAMA), argumentando que difundir esos datos podría poner en riesgo “el interés público”. O sea, reconocer la magnitud de la crisis es más peligroso que la propia crisis. Mientras tanto, las familias, como la de Ana Laura, enfrentan la indiferencia institucional, el “regresa con una orden”, “ya no hay cupo” o “a un anexo y Dios proveerá”.

La única salida real es exigir políticas públicas con inversión real, regulación efectiva y supervisión estricta. Que no haya ni un solo anexo operando sin cumplir la ley. Que las UNEME-CAPA se conviertan en redes accesibles y funcionales. Que se construyan casas de transición dignas, no escondidas en los rincones marginales. Y sobre todo, reconocer que la adicción es una enfermedad, no un delito, y que las madres que buscan ayuda no son culpables sino víctimas de un sistema que solo actúa cuando la tragedia ya explotó frente a las cámaras.

El testimonio de Ana Laura es un llamado urgente: si seguimos viendo a las personas con adicciones como un problema para esconder, el próximo André no será noticia, será una estadística más. Y mientras los anexos sigan llenándose de cuerpos rotos y vaciándose con vidas destruidas, estaremos sólo maquillando el infierno

Redes Sociales: @alansayagor

¡Gracias por ser parte de la Experiencia de la Libertad con la comunidad de Agendamx!

¡Visita y suscríbete a nuestro canal en Youtube, dando click a la imagen!