El primer informe de gobierno de Claudia Sheinbaum destapó una bomba: en apenas nueve meses se han detectado 2,937 casos de “huachicol fiscal”, un promedio de 11 fraudes al día en la importación de combustibles.
El modus operandi es tan burdo como millonario: empresas que manipulan declaraciones aduaneras para pagar menos impuestos en gasolina, diésel y otros hidrocarburos. La trampa fue detectada en aduanas clave como Reynosa, Manzanillo, Guadalajara, el AICM y el AIFA, donde el gobierno federal asegura haber emitido 176 recomendaciones para frenar la sangría fiscal.
Pero el dato no llega solo. Operativos recientes en Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz y la CDMX dejaron 14 detenidos, entre ellos tres empresarios, seis marinos y cinco exfuncionarios de aduanas. Lo más explosivo: cayó el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, sobrino del exsecretario de Marina, Rafael Ojeda, señalado como parte de la red de “huachicoleros fiscales”.
El golpe tiene antecedentes. En marzo pasado, autoridades aseguraron en Tampico 10 millones de litros de diésel en una sola embarcación, hecho que encendió las alarmas y desencadenó la investigación que hoy sacude a las élites militares y empresariales.
El gobierno de Sheinbaum presume mano dura, pero la magnitud del fraude evidencia lo que ya muchos sospechaban: el “huachicol” no solo corre por los ductos, también por las aduanas del país, con complicidades al más alto nivel.
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