Trump dinamita la alianza Delta-Aeroméxico: ¿golpe al bolsillo de los viajeros o jugada de poder?

La administración de Donald Trump encendió la mecha en la aviación binacional: Delta Air Lines y Aeroméxico deberán romper su sociedad antes del 1 de enero. Con esa alianza, ambas aerolíneas coordinaban precios, rutas y capacidad de vuelos entre Estados Unidos y México, lo que el gobierno norteamericano ahora califica como “una ventaja injusta y anticompetitiva”.

El golpe no llega solo. Es la culminación de una escalada de tensiones: en 2023, el gobierno mexicano recortó franjas horarias para aerolíneas estadounidenses y obligó a las de carga a reubicar sus operaciones fuera de la Ciudad de México. Para Washington, México lleva incumpliendo desde 2022 el acuerdo aéreo bilateral que regula el cielo compartido.

Aunque Delta conservará su 20% de participación en Aeroméxico, se le prohíbe seguir operando de manera coordinada. El mensaje es claro: Estados Unidos no tolerará que se repartan cielos y mercados a costa de la competencia.

La gran incógnita recae ahora en los pasajeros. ¿Vendrán tarifas más bajas gracias a la competencia real, o más bien un encarecimiento por el fin de la coordinación? Lo cierto es que la disputa aérea se ha convertido en un nuevo frente de fricción política y económica entre Washington y Ciudad de México.

En el aire queda la pregunta: ¿defensa del consumidor o guerra comercial disfrazada?