Lo que debía ser una jornada de memoria y resistencia por el 65 aniversario de la masacre del 2 de octubre terminó en un violento escenario en las calles de la capital: más de 350 encapuchados desataron enfrentamientos contra la policía, convirtiendo una conmemoración histórica en un campo de batalla.
De acuerdo con el secretario de Seguridad, Pablo Vázquez Camacho, el operativo inició con 500 elementos desplegados para custodiar a los más de 10 mil asistentes. Pero cuando comenzaron los disturbios, la cifra se triplicó: 1,500 policías terminaron rodeando la movilización para contener la violencia.
El secretario de Gobierno, César Cravioto, subrayó lo inusual del fenómeno: “En otras marchas, vemos 40 o 50 encapuchados… hoy fueron más de 350”. Armados con palos, piedras y objetos contundentes, los grupos radicales atacaron directamente a las fuerzas de seguridad, obligando a la SSC a reforzar el blindaje en plena movilización.
Si bien la mayoría de los manifestantes asistió para conmemorar la tragedia estudiantil de 1968, el protagonismo lo acapararon los disturbios que empañaron la jornada. Las autoridades capitalinas aseguraron que ya investigan a los responsables y en los próximos días presentarán un informe detallado con las identidades de los agresores y los daños ocasionados.
La pregunta queda en el aire: ¿fue una marcha conmemorativa o un ensayo de violencia organizada que tomó a la ciudad como escenario?
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