En plena crisis humanitaria por las recientes inundaciones en el norte del estado, la salud pública en Veracruz atraviesa una emergencia silenciosa. Médicos y pacientes enfrentan un desabasto crítico de medicinas, insumos y material básico, mientras el gobierno estatal parece mirar hacia otro lado.
La denuncia proviene de un médico del Hospital de Xalapa, quien —en una carta difundida entre colegas— describió el colapso operativo que viven los servicios de salud:
“Intentamos cumplir con nuestra labor en condiciones adversas. La falta de recursos ya amenaza la vida de nuestros pacientes.”
El testimonio retrata una realidad que muchos veracruzanos conocen de cerca: quirófanos sin material, farmacias hospitalarias vacías y personal agotado, obligado a improvisar con lo poco que hay.
A la tragedia se suma el impacto de las inundaciones recientes, que dejaron a cientos de familias sin hogar ni atención médica adecuada. En este contexto, la escasez de suministros no solo es un problema administrativo: es una sentencia de muerte para quienes dependen del sistema público de salud.
El médico hace un llamado urgente a las autoridades estatales:
“La salud no puede esperar, y menos cuando el sufrimiento golpea con tanta fuerza a nuestro pueblo veracruzano.”
Mientras el gobierno presume programas y promesas, los hospitales veracruzanos luchan por sobrevivir sin herramientas, sin medicamentos y sin respuestas.
Porque en Veracruz, la salud se desangra entre la burocracia y el olvido.
Compartimos el texto íntegro que nos enviaron a nuestra redacción:
Escrito de un Médico de Hospital de Xalapa:
Resulta verdaderamente lamentable la situación de desabasto que se vive actualmente en los servicios de salud del estado de Veracruz. La carencia de insumos médicos, medicamentos y material básico para la atención diaria ha alcanzado niveles preocupantes, afectando tanto a pacientes como al personal médico que, con gran esfuerzo, intentamos cumplir con nuestra labor en condiciones adversas.
Esta problemática se agrava aún más en estos tiempos de tanta necesidad, cuando las recientes inundaciones en la zona norte del estado han dejado a numerosas familias en situación de vulnerabilidad. En medio de esta emergencia, la falta de recursos en hospitales y centros de salud se vuelve una amenaza directa para la vida y el bienestar de la población afectada.
Es urgente que las autoridades competentes asuman su responsabilidad y garanticen el abastecimiento necesario para atender a quienes más lo necesitan. La salud no puede esperar, y menos en momentos en que el sufrimiento y la incertidumbre golpean con tanta fuerza a nuestro pueblo veracruzano.
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