Entre el lodo, la desesperación y el olvido, habitantes de la comunidad El Sombrerete levantaron la voz este viernes frente al albergue de Pueblo Nuevo, en el municipio de Álamo, para exigir lo que debería ser un derecho básico: ayuda tras el desastre.
Con cartulinas en mano y rostros marcados por la angustia, los pobladores denunciaron que el gobierno los ha dejado fuera del censo de apoyo, pese a haber perdido casi todo por las inundaciones que devastaron el norte de Veracruz.
“No tenemos comida, ni agua, ni ropa… nadie ha venido a vernos”, expresaron entre lágrimas, mientras pedían que se enviaran médicos para atender a los enfermos que ya comienzan a padecer las consecuencias del abandono.
Aunque las autoridades presumen operativos de auxilio en redes sociales, en las comunidades como El Sombrerete la ayuda no llega, los días pasan y la desesperanza crece.
El reclamo de los habitantes es un eco que se multiplica en toda la región: piden limpieza, víveres y presencia real del gobierno, no promesas de escritorio.
Porque mientras los funcionarios publican discursos de solidaridad, en Álamo la gente sigue atrapada entre el agua, el olvido y la indiferencia.
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