La indignación estalló en la Universidad Veracruzana (UV) tras la muerte de Diana Jael Cuervo Santos, estudiante de Psicología, víctima del desbordamiento del río Cazones. Lo que comenzó como una muestra de solidaridad por la tragedia, terminó revelando una crisis institucional que desnuda el autoritarismo y la ilegalidad en la Rectoría.
Del 15 al 17 de octubre, miles de estudiantes, docentes e investigadores se movilizaron en una jornada de protesta ejemplar. La megamarcha del 17 de octubre —realizada simultáneamente en Xalapa, Orizaba, Veracruz y Coatzacoalcos— reunió a más de 9 mil personas en una exigencia común: justicia, respeto y legalidad en la UV.
Pero el clímax llegó en la Rectoría, donde los universitarios fueron recibidos con violencia y soberbia. Según videos difundidos ampliamente en redes sociales, Jaqueline Jonguitud Zamora, secretaria de Desarrollo Institucional, junto con Arturo Aguilar Ye, secretario Académico, cerraron por la fuerza las puertas del edificio, aplastando la mano de una joven manifestante. Aguilar Ye incluso intentó salir para confrontar físicamente al estudiantado, mientras la vocera universitaria Julia Trujillo Báez grababa los rostros de los participantes, violando su derecho al anonimato.
La escena, detenida sólo por la intervención de una observadora de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, encendió la furia de la comunidad universitaria.
La Red UV por la Legalidad —conformada por académicos y trabajadores— emitió un comunicado demoledor: acusa a Martín Aguilar Sánchez de usurpar la rectoría y exige su destitución inmediata, junto con la de Jonguitud y Aguilar Ye, a quienes señalan de actuar con “autoritarismo, prepotencia y desprecio hacia el estudiantado”.
“El caos que vivimos no es casualidad, sino resultado de una gestión sin ética ni protocolos”, sentencia el documento.
El movimiento, respaldado por la etiqueta #PrórrogaNO, no sólo cuestiona la represión del 17 de octubre, sino que busca devolver la legalidad y la dignidad a la Universidad Veracruzana.
Mientras tanto, la Rectoría guarda silencio. Pero en los pasillos y redes universitarias, el mensaje es claro:
📣 “No más violencia, no más usurpadores. La UV no tiene rector: tiene cómplices.”
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