El Palacio de Buckingham se tambalea, y no por un temblor, sino por la bomba póstuma que acaba de estallar: el libro de Virginia Giuffre. La víctima de la siniestra red del pederasta multimillonario Jeffrey Epstein (que murió en prisión con sospechoso “suicidio”) ha regresado desde la tumba literaria para clavar el último puñal en el corazón de la Corona británica.
El protagonista del horror no es otro que el mismísimo príncipe Andrés. Mientras el duque de York intentaba guardar las apariencias, vendiendo su imagen de inocencia, los extractos publicados por la BBC de ”Nobody’s Girl” revelan la escalofriante verdad que él y la realeza esperaban sepultar bajo millones. Giuffre, que confesó temer morir como una “esclava sexual” a manos de Epstein, detalla cómo fue “ofrecida” al hijo de la Reina, cual “Cenicienta” macabra, para ser abusada.
Los detalles son vomitivos: el primer encuentro en Londres en 2001, orquestado por la ahora encarcelada Ghislaine Maxwell, el “día especial” que terminó en la casa de la proxeneta y, como si fuera un recibo, los $15,000 dólares que Epstein le soltó a la menor de edad tras su “servicio” al “apuesto príncipe”.
Pero la cosa no termina ahí. La víctima describe la degeneración total: una orgía con Andrés en la isla privada de Epstein, rodeados de al menos otras ocho chicas, muchas de ellas presuntamente menores y no angloparlantes, cuyo “silencio” era celebrado por el magnate como una “ventaja”. Un festín de poder, sadismo y abuso donde el dolor era tal, que Giuffre rezaba por desmayarse.
El príncipe, que ya pagó una fortuna a Giuffre en un acuerdo extrajudicial sin aceptar “responsabilidad”, intentó minimizar el daño renunciando a sus títulos. Pero la realidad es que el legado del príncipe Andrés ya está manchado. El libro es más que un memoir, es la factura moral que la realeza deberá pagar, confirmando que la red de Epstein no solo tocaba a Hollywood o Wall Street, sino que llegaba hasta los aposentos de la monarquía.
Con el lanzamiento del libro, una fuente de Buckingham ya ha admitido que se avecinan “días difíciles”. Que tiemble la Casa de Windsor, porque esta vez, la verdad es un tsunami y no se detendrá con un simple comunicado. La corona británica, ¿cómplice o solo negligente? El juicio social está por comenzar.
¡Visita y suscríbete a nuestro canal en Youtube, dando click a la imagen!