El escándalo por presunto enriquecimiento ilícito del senador Adán Augusto López Hernández encendió una bomba política que ahora apunta directamente a quien se atrevió a pedir una investigación: Vania Pérez Morales, presidenta del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), quien denunció haber recibido amenazas tras solicitar que el Senado indague al poderoso morenista.
“Que me paga la derecha, que me paga Salinas, y que me las voy a ver con la gente de La Barredora”, reveló Pérez Morales, visiblemente indignada, tras las intimidaciones que comenzaron apenas unas horas después de que el SNA entregó un documento al Senado el 20 de octubre.
López Hernández, quien fuera gobernador de Tabasco y secretario de Gobernación, se encuentra en el ojo del huracán por el rápido crecimiento de su fortuna y por haber impulsado como secretario de Seguridad en Tabasco a Hernán Bermúdez Requena, señalado como líder del grupo criminal La Barredora.
Pero la presión no solo viene de fuera. La propia titular del SNA aseguró que las agresiones también provienen desde adentro: los consejeros Patricia Talavera y Rafael Martínez Puón, este último director del INAP, habrían intentado bloquear la solicitud de investigación y eliminarla de las redes del organismo.
“Patricia Talavera pidió que se bajara el documento, que no se hiciera público. No sé si tenga algún interés con el senador, pero su postura fue incongruente”, denunció Pérez Morales.
Lejos de retractarse, la presidenta del SNA lanzó un mensaje contundente:
“Nadie debería estar por encima de la ley. Todo servidor público, de cualquier partido, debe rendir cuentas. Si hay conflicto de interés o enriquecimiento, que se investigue y se sancione”.
Pérez Morales pidió la intervención de la FGR, la UIF, la Auditoría Superior de la Federación y los órganos de fiscalización de Tabasco para revisar cómo se disparó el patrimonio del exgobernador.
El caso no solo exhibe las fisuras dentro del Sistema Nacional Anticorrupción, sino también la resistencia del poder político a ser fiscalizado. Y en un país donde denunciar puede costar caro, las palabras de Vania Pérez Morales resuenan como un grito incómodo:
“Transparencia o silencio bajo amenaza”.
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