La paciencia del campo mexicano llegó al límite. Agricultores de todo el país declararon la rebelión agrícola y advirtieron que no se moverán de las carreteras hasta que el Gobierno escuche su exigencia: 7,200 pesos por tonelada de maíz blanco.
El anuncio del Gobierno de fijar el precio en 6,050 pesos encendió la indignación. Para los campesinos, ese monto no es un apoyo, es una ofensa.
“¡Es una burla! ¡El Gobierno insulta al campo mexicano!”, sentenció el Movimiento Agrícola Campesino (MAC) en un comunicado que ya circula con fuerza en redes sociales.
Acompañados por la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), los productores bloquearon carreteras en 17 estados, desde Sinaloa hasta Chiapas, pasando por Jalisco, Michoacán, Tamaulipas y Zacatecas.
El pronunciamiento del MAC fue contundente:
“Lo que ofrecen no es un precio, es una condena de hambre. Y no lo vamos a aceptar. Presidenta Claudia Sheinbaum: ¡Escuche el rugido del campo!”
Los manifestantes acusan al Gobierno de jugar con la sobrevivencia del sector agrícola, al imponer precios que no cubren ni los costos de producción. “Se acabaron las mesas de diálogo falsas”, afirmaron.
Los bloqueos, dijeron, se mantendrán “pacíficamente, pero con determinación de hierro”. Y lanzaron una advertencia que retumba como eco de resistencia:
“O hay precios justos ya… o la rebelión agrícola paraliza este país por completo.”
El maíz, símbolo de identidad y alimento base de México, se ha convertido ahora en la bandera de una lucha nacional. Desde el norte hasta el sur, los agricultores repiten una consigna que no admite negociación:
“Sin maíz no hay país.”
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