Diputados casi se agarran a golpes en San Lázaro: presupuesto se convierte en circo político y campo de batalla

Lo que debía ser una sesión para discutir el Presupuesto de Egresos 2026 terminó convertido en un espectáculo vergonzoso en el pleno de San Lázaro. Diputados del PRI, Morena y el PT se enfrascaron en una guerra de gritos, pancartas, empujones y amenazas que rozó el enfrentamiento físico.

Los insultos volaron como proyectiles: “¡asesino!”, “¡cobarde!”, “¡facciosa!”. El debate legislativo se transformó en una pelea de barrio donde los argumentos quedaron sepultados bajo una montaña de descalificaciones.

Todo comenzó cuando el panista José Manuel Hinojosa pidió la palabra por alusiones personales y la presidenta en funciones, Paulina Rubio, se la concedió. Bastó ese gesto para que los petistas exigieran su destitución “por imparcial”. Desde ahí, el caos fue imparable.

La priista Ariana Rejón encendió el pleno al acusar al gobierno de gastar millones en obras faraónicas mientras “no hay dinero para medicinas”. A gritos, denunció corrupción en torno a los hijos del presidente y remató:

“Los caprichos de este gobierno están matando a México”.

El morenista Arturo Ávila respondió con una pancarta gigante contra el líder priista Alejandro Moreno, lo que provocó empujones con legisladores del PRI encabezados por Carlos Mancilla, quien lo retó a golpes. “¡Asesino, cobarde!”, gritaba entre jaloneos mientras los guardias y diputados trataban de separarlos.

La sesión se detuvo varias veces entre amenazas, pancartas y mantas que acusaban corrupción de ambos lados. Incluso Rubén Moreira estalló al recibir mensajes provocadores del morenista Ávila. La tensión escaló tanto que el líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, intervino desde su curul:

“Dejemos los insultos, respetemos a los dirigentes y evitemos ser recordados como un Congreso de porros”.

El llamado a la cordura permitió un precario acuerdo de paz con siete puntos de “tregua parlamentaria”, aunque la sesión ya había naufragado entre el ridículo y la confrontación.

Fuera del pleno, las redes sociales estallaron: “¿Así quieren aprobar el presupuesto del país?”, “San Lázaro parece ring de box”.

La realidad es que, entre insultos, pancartas y forcejeos, los diputados confirmaron lo que muchos mexicanos ya piensan:
el Congreso se ha convertido en una arena política donde la razón perdió contra el espectáculo.

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