Quetzalli Carolina Vázquez.
Una vez más, la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle se muestra intolerante a la crítica y acusa a la prensa de una conspiración en su contra por las notas periodísticas que informaron de su aumento salarial para 2026.
El mencionado aumento ocasionó críticas de muchos veracruzanos que ven con tristeza y enojo cómo los que prometieron “austeridad republicana” se llevan cada vez más dinero a la bolsa mientras el ciudadano común a veces no tiene para solventar los gastos básicos de un hogar.
Ante eso, Nahle respondió este miércoles con una publicación en redes sociales, quejándose de la prensa y justificando su nuevo salario prácticamente diciendo: “pero los de antes ganaban más”.
Según la gobernadora, la prensa se pone de acuerdo para incomodarla, lo que no entiende —o no quiere entender o tal vez su equipo de comunicación social no se ha atrevido a explicarle— es cómo funciona la prensa: los temas que se repiten no son ataques coordinados, sino asuntos de interés público.
El salario de la gobernadora es un tema relevante porque es dinero de los veracruzanos, cuestionar ese aumento no es una agresión, es ejercer el derecho ciudadano a saber cómo se gasta el presupuesto de un estado que necesita mayor inversión en seguridad, educación, en el campo, en salud.
Si a Nahle le incomoda que se hable de ello, debería revisar más sus decisiones y menos los titulares y considerar que crítica se dió porque ella aprobó integrar en el presupuesto de egresos la propuesta de su aumento de salario y después, —la gobernante que se dice “ordenada”— aseguró desconocer el tema.
Rocío no debe olvidar que, la rendición de cuentas no es opcional y que le guste o no, la prensa está para cuestionar, fiscalizar, para exigir explicaciones —que la otra prensa, la que su gobierno paga, esa sí está a la orden de ella, a esa sí le puede llamar la atención, exigir que justifique el aumento salarial y que arme, su nado sincronizado—a esa prensa sí la puede callar, para eso son sus empleados, a LA PRENSA LIBRE NO.
Alguien debe hacerle saber a Rocío que los gobiernos van y vienen, pero el periodismo sigue, que enfrentar la crítica con soberbia solo la aísla, y que la historia reciente de Veracruz nos recuerda que muchos que se sintieron intocables terminaron rindiendo cuentas… incluso desde una celda.
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