La Suprema Corte estrenó rostro… pero no costumbres. A sólo semanas de haber tomado el control, el nuevo pleno encabezado por el ministro Hugo Aguilar Ortiz ya administra una bolsa monumental: 1,898 millones de pesos para los últimos tres meses de 2025, una cifra que equivale nada menos que al 36% de todo su presupuesto anual.
Los recursos no son nuevos: vienen heredados de la administración anterior, liderada por la exministra Norma Piña Hernández, pero ahora están bajo el timón de una Corte que prometió austeridad y eficiencia. Al menos en papel.
La realidad financiera dice otra cosa.
Hasta septiembre, la SCJN ya había gastado 3,357 millones, es decir, casi dos tercios del total aprobado por la Cámara de Diputados. Y lo más llamativo: el 86% del dinero se ha ido a un solo rubro, uno que nunca falla en el Poder Judicial: sueldos, prestaciones y remuneraciones.
Son 2,904 millones de pesos solo para “servicios personales”, un monto equivalente a lo que la Ciudad de México invirtió en infraestructura mundialista. Un tribunal costoso, digno de un país rico… aunque no lo somos.
Gastos que no cambian: viáticos, publicidad… y ropa
El segundo rubro que más dinero chupó del presupuesto fue el de servicios generales: mantenimiento, arrendamientos, viáticos, instalaciones, publicidad oficial y demás gastos operativos que suman 414 millones de pesos.
Y sí, la Corte mantuvo uno de los beneficios más criticados por años: los apoyos para vestimenta y togas.
En los primeros ocho meses del año, se gastaron 1.6 millones en ese concepto.
Pero la nueva administración no quiso quedarse atrás: pese a haber asumido el 1 de septiembre, ya estrenaron gasto. El 19 de ese mes, la Corte firmó un contrato para adquirir togas nuevas por 134 mil pesos.
Un detalle simbólico que contradice cualquier discurso de “renovación”.
Una Corte nueva… con hábitos viejos
El arranque del pleno encabezado por Aguilar Ortiz deja claro que el Poder Judicial, incluso con nuevos rostros, sigue operando bajo la misma lógica opaca y onerosa que durante años ha sido blanco de críticas ciudadanas y políticas.
Casi 4 mil millones gastados en nueve meses, togas nuevas en plena crisis económica, y un presupuesto final trimestral más grande que el de algunos estados.
La Corte habla de justicia… pero sus finanzas cuentan otra historia.
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