En un giro que nadie vio venir —o que muchos temían— la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) aprobó por un margen mínimo que las boletas electorales del país incluyan fotografías de los candidatos. Una decisión inédita que ya desató una tormenta política, jurídica y hasta mediática.
La votación quedó 5 contra 4. Un país dividido, una Corte dividida… y ahora, probablemente, una democracia dividida por el nuevo rostro del voto mexicano.
El proyecto, empujado por el ministro Giovanni Figueroa Mejía, sostiene que agregar la foto del aspirante a la boleta no es propaganda ni altera el piso parejo. Según él, solo reconoce la validez del artículo 203 del Código Electoral de Coahuila, que ya lo contemplaba.
Pero en la Corte no todos aplaudieron.
La ministra María Estela Ríos lanzó un dardo directo: esta medida podría convertir las elecciones en una especie de “reality show”, comparándolas con La Casa de los Famosos. Su señalamiento encendió el debate.
La ministra Lenia Batres fue igual de contundente: poner fotos en boletas “frivoliza la competencia” y “rompe la equidad” electoral. A este bloque crítico se sumaron Irving Espinosa Betanzo y Sara Ríos González.
Del otro lado, el ministro presidente Hugo Aguilar Ortiz defendió la decisión como una adaptación natural a tiempos digitales, donde la imagen pesa más que mil discursos.
Y cuando parecía que el debate no podía volverse más ácido, el ponente Giovanni Figueroa remató con ironía digna de titular:
“Si el rostro de un candidato viola la equidad, entonces que hagan campaña usando máscaras”.
La frase quedó flotando en el aire, como síntesis de un país donde la política se juega entre el meme, la pantalla y ahora… la boleta con foto incluida.
¿Qué sigue? ¿Votar por propuestas o por fotogenia?
México entra a una nueva era electoral donde, para bien o para mal, el poder ahora también se decide por la cara.
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