La historia que durante años parecía impensable en el mundo del narcotráfico finalmente salió a la luz: el hijo de ‘El Chapo’ secuestró a ‘El Mayo’ Zambada… y todo para nada.
Así lo reveló Joaquín Guzmán López —alias “El Güero”— al declararse culpable en un tribunal federal de Estados Unidos, donde aceptó delitos de narcotráfico y confesó el plan que podría reescribir la historia interna del Cártel de Sinaloa.
Según documentos judiciales, Guzmán López no solo planeó, sino que dirigió personalmente el operativo para entregar a Ismael “El Mayo” Zambada a las autoridades estadounidenses. Lo hizo el 25 de julio de 2024, en una maniobra digna de un thriller criminal.
El día que ‘El Mayo’ cayó por una ventana… literalmente
El relato es brutal: Guzmán López organizó una reunión en Sinaloa para atraer a Zambada. Una vez dentro del edificio, lo condujo a una habitación privada donde había retirado una ventana de piso a techo. Al cerrar y asegurar la puerta, dio la señal:
Hombres armados irrumpieron por la abertura, sometieron a “El Mayo”, lo esposaron, le cubrieron la cabeza y lo subieron a una camioneta. Minutos después, estaba ya en rumbo a una avioneta que lo entregaría directamente a Estados Unidos.
La traición que no tuvo premio
“El Güero” confesó que actuó esperando recibir beneficios legales para él y su hermano Ovidio Guzmán. Pero la respuesta del gobierno estadounidense fue un portazo:
Washington no pidió, aprobó ni toleró el secuestro. No habrá crédito de cooperación para nadie.
La jugada fue un fracaso.
Familia Guzmán bajo fuego judicial
Ovidio, extraditado antes, también se declaró culpable por narcotráfico. Ambos son señalados como líderes de una facción del Cártel de Sinaloa, catalogado como organización terrorista por EE.UU.
Del otro lado del tablero, “El Mayo” Zambada también terminó rindiéndose ante la justicia norteamericana: se declaró culpable este año por narcotráfico, lavado de dinero y uso de armas.
Y ahora, la bomba final: cooperación total con EE.UU.
La declaración de culpabilidad de Guzmán López incluye una cláusula que cimbrará a los grupos criminales:
cooperará plenamente con las autoridades estadounidenses, proporcionando información, testimonio y cualquier detalle que le pidan.
En un Cártel de Sinaloa fracturado, con traiciones internas, líderes tras las rejas y acuerdos con Washington, la pregunta inevitable es:
¿quién queda realmente al mando… y cuánto tardará en romperse lo que queda del imperio?
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