7 años de morenismo: ¿hay algo que celebrar?

Eduardo Sergio de la Torre Jaramillo

El discurso de la presidente para “festejar” a los gobiernos de morena lo hizo como militante, no como la titular el poder ejecutivo, iré desglosando algunos de los puntos de su discurso para evidenciar las mentiras gubernamentales.

Primero, el aumento salarial no es un logro del anterior gobierno, sino de los sindicatos estadounidenses y canadienses quienes exigieron frenar el dumping en los salarios, cuya idea fue tratar de homologar los salarios entre los países integrantes del T-MEC; pero además hay que desmitificar que los gobiernos neoliberales limitaron el aumento salarial, esto es más atrás, particularmente con el gobierno neopopulista de Luis Echeverría Álvarez, quien firmó la primera carta de intención del Fondo Monetario Internacional, para que le otorgaran el primer préstamo, justo donde empezó la deuda externa de México, y allí en una de las cláusulas le pusieron de condición al país, que no aumentara los salarios; así que la narrativa de la soberanía explotó desde esos años, sólo es pura demagogia gubernamental plasmada en una reforma constitucional vacua, ya que estamos sujetos a lo que dicten los organismos internacionales.

La consecuencia del aumento salarial no es para el gobierno, sino para las Mipymes (micro, pequeño y mediano empresario), quienes sostienen el 52% del PIB, inclusive son las generadoras de empleo en un 70%, particularmente les dan trabajo a 27 millones de mexicanos. Estos empresarios además están sujetos a una doble tributación, una legal, ante el Estado mexicano, y la otra ilegal que le pagan al crimen organizado por el derecho de piso. Estos empresarios seguramente con el constante aumento de los salarios, lo único que provocarán a partir del próximo año serán cierres masivos de este tipo de empresas, porque no podrán pagar los salarios de sus empleados.

Segundo, dice que los estudiantes tienen becas desde la educación primaria hasta la universidad, esa política populista apunta hacia la mediocridad, y no a la meritocracia, porque antes sólo estaban becados los alumnos que se lo  merecían con su esfuerzo, y hoy se premia a cualquiera, todo esto para engrosar la servidumbre electoral desde la primera vez que van a votar, pero aquí lo más grave, es que desde el nivel más elemental educativo están imponiendo una ideología de la magia, puesto que privilegian la enseñanza de los brujos, chamanes, chaneques, para que cuando tomen posesión toda esa hechicería sea algo “natural” en la sucesión del poder; y el destino será el divorcio entre la realidad y la fantasía, porque hoy los niños ya se están formando con la Inteligencia Artificial (IA), y aquí es cuando el choque de la realidad no alcanza, porque en las escuelas públicas de las zonas rurales no tienen luz, y por ende internet ni computadoras; inclusive, en las escuelas urbanas con la “Nueva Escuela Mexicana”, que es una especie de vuelta a los calpullis educativos, con métodos pedagógicos ideológicos, anquilosados, repetitivos, sustentados en prácticas memorísticas y verticales; todo esto se enfrentará a los algoritmos de la IA, con tutores inteligentes, y aquí la nueva economía global basada en la IA chocará con el debate nacional, y esto ya no sólo es una brecha digital, sino que es una profunda desigualdad entre la formación de militantes educativos, ese modelo de siervos de la nación que será imposible conectarse con el mundo de la IA.

Tercero, la 4T es realmente inexistente, sólo es una frase hueca, no tiene comparación con la Independencia-Reforma-Revolución, si bien de la primera se podría extraer el fanatismo cuasi-religioso de morena; de la segunda no hay ningún personaje ilustrado en morena, no tienen a un Jesús Reyes Heroles, un Manuel Gómez Morín, un Heberto Castillo Martínez, sólo tiene al desquiciado de Gerardo Fernández Noroña, en donde sus militantes se identifican más con hordas; y de la tercera, no hay ninguna reivindicación social, al parecer la más importante fue la “honestidad valiente”, pero resultaron más corruptos y más cínicos que los del viejo régimen, indudablemente el alumno morenista superó al maestro del prian.

Cuarto, se dijo que el neoliberalismo produjo la violencia que hoy experimenta México, pero vaya paradoja, justo el mismo día que se “festejaban” los 7 años de los gobiernos morenistas, en Michoacán se produjo un acto terrorista, al cual no lo quieren llamar con todas sus letras porque el gobierno de Donald Trump ya señaló a varios grupos criminales como terroristas, y por supuesto como hay que defender a sus amigos a quienes en el sexenio pasado preferían darles besos y abrazos, y así evitar exponerlos ante el gobierno norteamericano.

Quinto, la reducción de la pobreza, se descree, porque en el sexenio pasado decidieron modificar el análisis e indicadores de la pobreza, paradójicamente con dicha reducción, aumentaron las carencias en salud (más de 50 millones de mexicanos que no tienen acceso a la salud, el 39% de la población total) y seguridad social; inclusive dicha metodología no captura adecuadamente la pobreza y la desigualdad, esto lo afirma, el investigador más prestigiado en la materia, que es Julio Boltvinik. Y pesimamente sustentado que ahora los programas sociales que fantasiosamente los convirtieron en derechos constitucionales, cuando las constituciones son principios, y aquí qué hará este tipo de gobierno cuando no tenga dinero para continuar pagando estos programas, ¿será inconstitucional?, este es el problema de la inflación de derechos sin tener una forma realista de implementarlos, lo único que les beneficia fue crear una servidumbre electoral que les puede funcionar mínimamente en las elecciones, como lo fue en la elección del poder judicial, que sólo 1 de cada 3 beneficiarios que están en esos programas sociales les salió a votar. Sin embargo, el tema de la inseguridad cada día pesa más en los mexicanos, lo que se refleja en un agotamiento en la eficacia electoral de esos programas sociales.

Sexto, la intolerancia ante la crítica, como ya es costumbre se dijo que ahora los enemigos usan campañas sucias con bots, robots, consultores, columnistas, construcción de realidades virtuales en las redes sociales, pero según ellos no limitan la libertad de opinión, la silencian; allí están los otros datos de la organización “Artículo 19”, que contabilizó 47 periodistas asesinados en el sexenio de López Obrador, y en el actual, ya van 12, según el Centro de Investigación y Capacitación propuesta Cívica.

Finalmente, lo único que pueden festejar los morenistas es la sistemática destrucción institucional del país, donde ya no hay contrapesos, desparecieron a los órganos constituciones autónomos, al poder judicial, y todo esto con la finalidad de gestar un nuevo modelo político autocrático.

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