La contundente victoria de José Antonio Kast sobre Jeannette Jara, es un fenómeno que merece un análisis profundo y desapasionado. La derrota de la candidata de centro-izquierda, que además representaba la continuidad del oficialismo, no se explica por una sola causa, sino por una convergencia de factores que reflejan el actual estado de ánimo y las prioridades del electorado chileno.
A continuación, se comparten elementos de potenciales causas que explican el revés electoral de Jeannette Jara:
1. El costo de la continuidad: La sombra del gobierno de Boric
Jeannette Jara, a pesar de sus intentos de marcar distancia y presentarse como una líder con “identidad propia” y “capacidad de gestión probada”, fue percibida por una parte significativa del electorado como la candidata de la continuidad del gobierno de Gabriel Boric. Este es quizás el factor más determinante.
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Desgaste y crítica a la gestión: La administración de Boric enfrentó altos niveles de desaprobación debido a la lentitud en la concreción de las grandes reformas prometidas (pensiones, salud), sumado a problemas de gestión y polémicas internas. El electorado tendió a castigar en la candidata oficialista la frustración acumulada con el gobierno saliente.
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Derrota Constitucional: La amplia derrota del proyecto de nueva Constitución en 2022 y la posterior desaprobación del segundo intento (aunque menos vinculados a Jara, sí pesaron en el ambiente político) indicaron un rechazo del centro político a los proyectos refundacionales o a los cambios percibidos como demasiado radicales, un clima que no favoreció a una candidata proveniente del Partido Comunista.
2. El factor miedo y la búsqueda de orden: Seguridad y migración
El eje de la campmizó con maestría el principal temor de la ciudadanía: la inseguridad y el crimen organizado transnacional, un tema que ha escalado brutalmente en la región.
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Auge de la delincuencia: El incremento percibido de la delincuencia violenta y los homicidios, en un país tradicionalmente estable como Chile, polarizó las prioridades. Kast ofreció un discurso de mano dura, orden y autoridad, resonando en votantes desesperados por soluciones inmediatas.
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Crisis migratoria: La gestión de la migración irregular en el norte del país se convirtió en un símbolo de la “falta de control” estatal, un argumento central de la ultraderecha. La propuesta de Jara de un sistema de empadronamiento y expulsión limitada (que buscaba ser un punto medio) fue vista por los votantes del “orden” como insuficiente o blanda.
3. El dilema del eje ideológico: El peso del Partido Comunista (PC)
Aunque Jara se presentó como la heredera de la centro-izquierda histórica, su militancia y la de su partido fueron un blanco constante y efectivo de la campaña de Kast, que buscó instalar el fantasma de la “amenaza comunista”.
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Polarización efectiva: Kast logró movilizar al electorado de centro-derecha y a votantes desencantados, presentándola como una amenaza al modelo económico y a la estabilidad política. Su militancia de casi cuatro décadas en el PC, un partido que históricamente ha generado resquemor en el centro y la derecha chilena, fue utilizada para dibujar un panorama de incertidumbre y radicalidad.
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Dificultad para atraer el Centro: A pesar de sus esfuerzos por mostrarse pragmática y abierta a acuerdos, la etiqueta ideológica dificultó a Jara la atracción de los votos de los electores de centro y de los votantes de Franco Parisi (un populista que llamó al voto nulo, pero cuyos votantes eran principalmente anti-sistema y no necesariamente de izquierda).
4. La movilización del voto opositor en segunda vuelta
La diferencia de más de dos millones de votos en la segunda vuelta indica una transferencia de apoyos masiva desde los candidatos de la primera vuelta hacia Kast, logrando un arco de apoyo que superó con creces al de Jara.
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Unidad de la Derecha y Centro-Derecha: Los candidatos eliminados de la derecha (Evelyn Matthei, Johannes Kaiser, entre otros) cerraron filas rápidamente en torno a Kast. Esto consolidó a todo el espectro anti-oficialista detrás de un solo nombre.
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Voto útil Anti-Izquierda: Una gran cantidad de chilenos, que no se identifican necesariamente con la ultraderecha, optó por Kast como un voto de castigo contra el actual gobierno y como la opción más segura para “frenar” la agenda del Partido Comunista y las reformas de la izquierda. En un balotaje polarizado, el voto útil se decantó por el lado que prometía un quiebre radical con el statu quo gubernamental.
Para concluir
La derrota de Jeannette Jara es una crónica de la victoria del miedo sobre la esperanza reformista y la consolidación de una derecha radical que logra hegemonizar el descontento popular. La ciudadanía chilena, asustada por la delincuencia y hastiada del lento avance de las promesas sociales del gobierno de Boric, eligió la promesa de Orden y Seguridad de Kast por encima de la propuesta de Derechos Sociales y Profundización Democrática de Jara. Este resultado no es solo un fenómeno chileno, sino un eco del viraje conservador que se observa en otras latitudes de América Latina y el mundo, donde la izquierda paga el precio de la incapacidad de sus gobiernos para ofrecer resultados tangibles y rápidos en los temas que más duelen al ciudadano de a pie.
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