Reflexiones en torno a educación tradicional y la equidad de género

Susana Olivares Sánchez

“La burguesía conservadora sigue viendo en la emancipación de la mujer un peligro que amenaza su moral y sus intereses. Algunos varones temen la competencia femenina. En Hebdo-Latin, un estudiante declaraba el otro día: “Toda estudiante que llega a ser médico o abogado nos roba un puesto”. (‘El segundo sexo’. Simone de Beauvoir.)

Hoy en día, debido a la gran difusión que tiene en la sociedad, el tema de la equidad de género pudiera parecer un tópico muy trillado, sin embargo, si se nos cuestionara al respecto, probablemente muchos responderíamos: “Sí, me suena, sé de qué va, pero nunca me he parado a pensar ¿de dónde surge?, ¿cómo y qué es lo que persigue exactamente?”. Resulta pertinente entonces partir de la pregunta: ¿realmente sabemos que es equidad de género?

El origen de la palabra “Equidad”, proviene del latín aequitas-igualdad de ánimo, mientras que cuando hablamos de “Género” nos referimos al conjunto de atributos o características que le endilgamos a los sexos, es decir el sexo alude a propiedades biológicas, se es hombre o mujer, (se tienen genitales masculinos o femeninos), mientras que el género es una construcción cultural, que a través de estereotipos define como deben ser las mujeres y como deben ser los hombres.

Luego entonces es un concepto que alude a valores de igualdad y de justicia, al hablar de equidad de género se intenta promover la igualdad más allá de las diferencias de sexo, además de las culturales, y/o de las económicas; es por esto que esta imbricado con la justicia social, ya que en teoría deberían existir las mismas condiciones y oportunidades para todas las personas sin importar su sexo, tanto mujeres como hombres tendrían que tener la misma capacidad para hacer valer sus derechos y poseer las mismas oportunidades, así como obligaciones.

Este planteamiento nos lleva a la siguiente pregunta: ¿en nuestra sociedad realmente aplicamos la equidad de género?

Podemos afirmar que en general la sociedad mexica es caracterizada por la desigualdad de género, donde evidentemente resulta desfavorecida la mujer, lo cual podemos observar en diversos ámbitos y situaciones tales como: discriminación a la hora de buscar un empleo, violencia física, psicológica, emocional, económica, sexual, familiar, y otras más en donde es dañada la dignidad, integridad y libertad de las mujeres.

La desigualdad de género, la encontramos en cualquier lugar de nuestra sociedad pero, hablemos particularmente de uno, quizá en donde está más arraigado y esto es en el hogar. ¿Quién de nosotros no fue criado bajo una educación conservadora? En teoría, como mujeres hemos tenido la misma educación que nuestros hermanos pero, desde pequeños nos ubican en roles de género desiguales, los cuales son inculcados por nuestros padres, la religión, así como los medios masivos de información (televisión, revistas, y electrónicos).

En la medida que crecemos, adoptamos comportamientos que son recompensados con “amor y elogios” si es que actuamos de la forma socialmente esperada, de lo contrario, podríamos ser ridiculizados, castigados, culpados, y/o discriminados, afectándose nuestra autenticidad.

Se le llama educación conservadora, aquella educación que se esfuerza mantener inalterables los roles de familia tradicional, padre y madre, legal y religiosamente casados (por el resto de sus vidas), e hijos nacidos de esa unión; en donde generalmente la madre/mujer carga con el rol más pesado en el hogar, (hijos, educación de los mismos, esposo, hogar), dejándola prácticamente imposibilitada de acceder a otros espacios de desarrollo personal y/o profesional, ya que en esa educación le ha sido arraigada la idea de que, si rompes con esas normas, no será capaz de salir adelante sola, o será estigmatizada socialmente; sin embargo, hay que reconocer que poco a poco nos hemos ido liberando de estos paradigmas.

La equidad implica el reconocer que una mujer es apta para salir de su rol de ama de casa, madre y esposa, que tiene similares aptitudes y capacidades, que las de un hombre; así mismo un hombre puede llevar el rol principal dentro del ámbito doméstico, no solo como profesionista o proveedor. Un hombre no deja de ser hombre si cumple con sus obligaciones del hogar (además de colaborar económicamente), ni una mujer deja de ser mujer, ni perder su valor como persona, si sale del rol tradicional de ama de casa.

Afortunadamente, en la actualidad tras varios años de lucha, se han podido cuestionar y romper con estos paradigmas, uno de los mayores logros han sido a los movimientos feministas en todo el mundo. Las mujeres han logrado conquistas sociales, gracias a otras mujeres que han luchado y protagonizando esos logros. Han sido estas luchas las que nos permiten hoy gozar de Derechos que en un pasado muy próximo fueron negados.

Seguirán siendo la lucha y reivindicaciones de las mujeres, las que permitirán seguir avanzando en la igualdad formal -legal- en unos casos y en la igualdad cotidiana -de oportunidades y trato- en otros. Se ha logrado integrar nuevos roles para las mujeres tales como el Derecho al trabajo, a la libertad de expresión, a participación en la política, a estudiar, a disfrutar la sexualidad sin culpas, y también al merecido descanso después de largas jornadas de trabajo, el derecho al ocio, la cultura y los aspectos lúdicos.

La “nueva mujer”, mujer con Derechos, se ha hecho presente precisamente al salir de casa a trabajar y al exigir lo que le corresponde sin sentirse mal por ello. En definitiva, luchar por ser personas independientes que actúan emancipadas del dominio de los hombres, a pesar de las estrategias de ridiculización y señalamientos, ante las cuales algunas obtan por “callar” y conformarse con una vida impuesta.

Socialmente, se ha tratado de ocultar no sólo lo que tiene que ver con el feminismo sino lo que tiene que ver con las mujeres, sus Derechos y sus organizaciones. Lo que está pasando en estos momentos en los movimientos feministas suscita una serie de reflexiones a nuestro parecer: en primer lugar, el feminismo está actualmente visible en los ámbitos académicos, en la investigación y en la construcción de cambios sociales.

Es orgullo ver mujeres trabajando por el feminismo, reivindicando la igualdad de género, luchando por nosotras. En las sociedades más liberales de nuestro tiempo dentro de movimientos feministas, son fuerzas vivas y muy activas que difícilmente van a poder ser paradas, por muchas estrategias que pongan en práctica los conservadores para contrarrestarlas; sin embargo, lo importante de todo esto es que la igualdad de género no solo es lucha de las féminas, sino más bien correspondería a hombres y mujeres, iniciando principalmente desde la educación en el hogar, ir cambiando poco a poco los tipos de educación conservadora-machista a liberal-feminista.

Un ejemplo claro lo pone un hombre, probablemente el más poderoso del mundo, el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama quien publicó un ensayo sobre el significado de ser feminista hoy en día, donde reflexiona sobre la larga lucha de las mujeres por la equidad y llama a los hombres a combatir el sexismo y establecer relaciones igualitarias sosteniendo que: “… cuando todos somos iguales hay más libertad”.

Obama, alaba el progreso de las mujeres estadounidenses a lo largo del siglo pasado y aboga por trabajar hacia la igualdad en sueldos y Derechos reproductivos. De la misma manera, advierte sobre el peligro de “las presuposiciones pasadas de moda acerca de los roles de género”. El mandatario afirma que es importante para sus hijas que él sea feminista “porque eso es lo que esperarán de cualquier hombre”. Nos parece pertinente resaltar las siguientes frases expresadas por Obama en su referido artículo:

“Debemos seguir cambiando la actitud de criar a nuestras hijas para que sean recatadas y a nuestros hijos para que sean asertivos, de criticar a nuestras hijas por decir lo que piensan y a nuestros hijos por llorar”. “Debemos seguir cambiando la actitud que castiga a las mujeres por ejercer su sexualidad y premia a los hombres por hacer lo mismo”. “Debemos seguir cambiando la actitud que permite el acoso habitual a las mujeres, ya sea cuando caminan por la calle o cuando se atreven a mostrarse en línea. Debemos seguir cambiando la actitud que enseña a los hombres a sentirse amenazados por la presencia y el éxito de las mujeres”.

Me interesa resaltar algunos puntos importantes para la construcción de una Equidad de Género en nuestra sociedad:

a) Es importante resaltar que la biología de la mujer no nos condiciona para ser exclusivamente madres.

b) Tenemos Derecho a la sexualidad plena, al control de nuestro cuerpo y a decidir libremente sobre nuestra maternidad. Tener claro que las relaciones entre los hombres y mujeres no tiene un componente de competencia ni de poder.

c) Señalar que existe una dicotomía entre lo público (la economía, la política y cultura) y lo privado (la familia) y que el rol que tiene en el ámbito privado es tan importante para el funcionamiento social como el público. Tener claro en dado caso, que la paridad como forma de terminar y romper con la jerarquía hombre/mujer y el poder masculino; y la exigencia de que el trabajo doméstico y los servicios que hacen las mujeres en el hogar sean reconocidos y compartidos.

d) Es fundamental la participación de hombres y mujeres, principalmente en la educación de nuestros hijos para romper los estereotipos machistas históricamente arraigados.

Finalmente es importante señalar la importancia y necesidad de apoyarnos entre mujeres, dejar de atacarnos, de criticarnos, de señalarnos, y de sentirnos mejor mujer que las demás (o peor), cada una es única, con gustos, ideales, sueños diferente, eso nos hace auténticas. Respetémonos, valorémonos, apoyémonos, aceptémonos. Y vivamos felices con lo que nos apasione.

– Ponencia en el 2o Foro Regional Intersecciones de Género: Poza Rica-Tuxpan