Robots Universales Rossum

Eric Rosas

En la época contemporánea el término robot es ya de uso generalizado y cada vez más personas estamos en contacto con estas máquinas de propósito específico. Un robot es un sistema diseñado para realizar tareas concretas mediante la integración de una o varias técnicas, como: mecánica, neumática, eléctrica, óptica, electrónica, cómputo, etc. Aunque la mayoría de las personas conciben a los robots como artefactos – inclusive muchas veces de forma humanoide –, la realidad es que también pueden ser virtuales, basados únicamente en programas de cómputo, aunque a estos últimos se les conoce más con el neologismo de bots.

Típicamente se vincula a los robots con la época contemporánea o con el futuro, pero existen innumerables artefactos antiguos que bien podrían ser considerados como los primeros robots. Entre éstos, por ejemplo, podemos incluir a “La paloma”, un ave mecánica que funcionaba con vapor y fue construida por Arquitas de Tarento en el siglo IV antes de la Era Común. Conforme la técnica robótica ha ido avanzando, los robots han ganado muchas más capacidades de movimiento – conocidos con el tecnicismo de grados de libertad –, al punto que los más modernos pueden inclusive realizar elaboradas coreografías y hacerlo hasta con cierta gracia.

Se tienen registros de que el término robot proviene de robota que, en la Europa medieval, denotaba el trabajo duro que los siervos estaban obligados a desempeñar durante seis meses del año en favor de sus señores feudales. Al parecer la palabra fue acuñada por Josef Čapek e inicialmente usada como robotnik por su hermano Karel Čapek en la obra teatral de ciencia ficción “R. U. R.” (Robots Universales Rossum), que estrenó en 1921.

Pero quizá quien más difundió el término robot en fechas recientes, fue el bioquímico estadounidense de origen soviético Isaac Asimov quien, conforme al calendario gregoriano que utilizamos en Occidente, nació el 2 de enero de 1920. En sus incontables textos literarios, Asimov mostró diversas circunstancias futuristas en las que intervenían los robots y fue él también quien concibió las “Tres Leyes de la Robótica”, que dicen así: Primera: Un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño. Segunda: Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley. Y tercera: Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

En tanto la robótica observe celosamente estas tres ordenanzas, podremos estar seguros de que los robots seguirán siendo fieles siervos de los humanos… y así, la luz se ha hecho.