¿Qué toca hoy?

Leo Zuckermann

cos. Venga el INE. Que no se nos olviden los jueces. Ahí están las clases medias. Ni qué decir de las organizaciones de la sociedad civil y del gobierno de Biden que las financia. Los españoles y su mentalidad conquistadora. ¡Ah, hoy toca de nuevo a los intelectuales y después a los científicos! O los medios, que son clientes frecuentes. Venga, animemos la fiesta, que pase el desgraciado…

Después de aventar el anzuelo, a esperar la reacción de los aludidos. Las redes se encienden. Los medios tradicionales retoman las respuestas más estridentes. Se arma la gorda. Jesús mide el número de tuits, el tráfico en Facebook, las notas en los periódicos, los reportajes en televisión. “Señor, ahora sí la pegó, mire los números. Todos están hablando de lo que dijo hoy. Es usted un genio.”

Lo de la UNAM generó un incendio rápido y extendido. Los universitarios salieron a defender a su alma mater. Rechazaron ser una institución conservadora neoliberal de derecha. Lo suyo es la pluralidad. Que salga a decirlo el rector Graue. Que se manifieste el exrector De la Fuente, hoy representante del Presidente en la ONU. Miles de tuits. Decenas de comunicados. Indignación generalizada. La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, defendiendo, por un lado, a la institución donde trabajó muchos años y, por el otro, al Presidente que la critica. Trata de quedar bien con ambos.

AMLO está feliz. Qué exitazo la provocación contra la UNAM. “Jesús, hoy nos seguimos con ésa”. Sí, mucho mejor que hablar de la persistencia de la inflación o de la inseguridad descontrolada. Goya, goya, cachún, cachún, ra, ra…

Según el Presidente, los conservadores están “enojadísimos”. “Apenas si los testereé, les dije que se había derechizado la UNAM. Estoy absolutamente seguro que eso fue lo que sucedió en todo el periodo neoliberal, se llenaron las facultades de Ciencias Sociales de conservadores”. El verbo testerear no existe en el Diccionario de la Real Academia Española. Claro, es parte del abominable imperialismo ibérico. Se trata de un mexicanismo: “Ligero toque en la cabeza o testa”. Eso fue. “Fíjate, Jesús, apenas rozo levemente la choya del puma y ve cómo reaccionan esos clasemedieros aspiracionistas que nos abandonaron en las pasadas elecciones”.

El Presidente ya no va a soltar el tema. Encontró una veta muy prometedora para seguir controlando la agenda pública y evitar que se hable de los problemas reales de la gente.

Bien lo dijo Jesús Silva-Herzog Márquez hace unos meses: uno de los verbos favoritos del Presidente es cucar. “Es provocar por diversión. Es buscar el enojo del otro, irritar por gusto […]. El Presidente imagina que la indignación que provoca cotidianamente le concede la razón. Se enfurecen, luego tengo razón. En la irritación de sus adversarios encuentra la medida de su éxito”.

Vaya éxito que ha tenido con esto de la UNAM. Silva-Herzog, uno de los pensadores más brillantes que ha producido esa institución, no se aguantó y cayó en la provocación de AMLO. Irritado, ayer escribió: “Ahora resulta que la Universidad Nacional ha sido otra madriguera del neoliberalismo. Que en los últimos años incubó ideas perversas, que olvidó valores, que fomentó el egoísmo, que fue cómplice del viejo régimen. El desplante no puede justificarse como han hecho algunos ni trivializarse como han intentado otros. El ataque reiterado a la UNAM culmina una serie de agresiones a los centros de pensamiento crítico del país. El Presidente imagina que una universidad cumple su función histórica si se constituye como centro de formación ideológica de su movimiento. Le incomoda que la universidad sea universidad, que no sea suya, que ofrezca foro para el debate y no pancartas para sus consignas. El ataque es gravísimo”.

Estoy de acuerdo con él. Pero me choca pensar en la felicidad que le ha causado a AMLO. “Fíjate, Jesús, ya cucamos hasta a tu tocayo Silva-Herzog con lo de la UNAM. Tan sólo bastó un testarazo. ¿Qué toca hoy?”.

Excélsior