Elena y “El Rey del Cash”: ¿pruebas o solo secretos de cama?

Salvador García Soto

Hoy comienza a entregarse y a venderse, tanto en formato digital como en físico, el libro que amaga con ser “una bomba” para Palacio Nacional y para el presidente López Obrador. Ya durante el fin de semana, algunas personas comenzaron a recibir sus ejemplares, tanto físicos como digitales, de la edición de Grijalbo que, aún antes de empezar a circular, ya es primer lugar de ventas en los pedidos anticipados de las plataformas de libros electrónicos, resultado de una muy buena estrategia de mercadotecnia y comunicación en redes sociales del gigante editorial del mundo hispano, que supo generar una enorme expectativa y aprovechar muy bien una coyuntura difícil para la administración lopezobradorista, en la que se montaron para buscar el éxito de su publicación.

A partir de ahora habrá que ver si el texto, que ofrece explicar y documentar cómo fue que se financió por más de 20 años el movimiento político de López Obrador, primero para ser candidato presidencial dos veces por el PRD, luego para recorrer el país completo en varias ocasiones por 12 años, y al final para constituir e impulsar al partido Movimiento de Regeneración Nacional, con el que finalmente el político tabasqueño logró ganar la Presidencia de la República en 2018, contiene realmente pruebas documentales que consignen el origen y la ruta del dinero en efectivo que, por “miles de millones de pesos” recibieron en esas casi dos décadas el ahora presidente y sus operadores, que según la autora Elena Chávez, “se sirvieron con la cuchara grande” con el financiamiento del cash de su movimiento político.

De entrada, la expectación y el fenómeno de ventas en que se convirtió el libro no se explican por el nombre de la escritora, quien es prácticamente desconocida para el común de los mexicanos y aun para el círculo político. Además de la estrategia de marketing realizada por los expertos del grupo de Penguin Random House, lo que más despertó el morbo y el interés por el libro “El Rey del Cash” fueron las versiones de que el presidente se había molestado mucho al conocer de la publicación –algo que fascinó a todos los críticos, opositores y detractores del inquilino de Palacio— y, sobre todo, lo que finalmente disparó las ventas, que la autora Elena Chávez, haya sido pareja sentimental de César Yáñez, actual subsecretario de Gobernación y quien, como nadie, conoció y acompañó a López Obrador desde que fue dirigente nacional del PRD en 1997, luego como Jefe de Gobierno del DF y finalmente en sus tres campañas presidenciales.

Nadie como César conoció la intimidad de Andrés Manuel; nadie como él lo siguió y acompañó no sólo cuando tuvo cargos de poder y presupuesto, sino incluso cuando, proscrito por el régimen tras su fallida impugnación a los comicios presidenciales de 2006 y su plantón en Reforma, llegó a recorrer hasta 2 o 3 veces los 2,446 municipios que tiene la República, desde las grandes capitales hasta los rincones más marginados y apartados. Yáñez supo, como muy pocos, no sólo lo que comía, dormía y resistía López Obrador, sino también cómo operaba políticamente y cómo logró sostenerse tantos años en campaña y recorriendo el país sin ingresos económicos.

Es en realidad César Yáñez y su relación con Elena Chávez lo que le dio el carácter de “explosivo” a este libro que todavía no demuestra si realmente contiene material, documentos y pruebas fehacientes de financiamiento presuntamente ilícito, por su origen no conocido y por manejarse casi exclusivamente en efectivo, que recibió durante casi dos décadas el movimiento lopezobradorista.

Pero haber sido pareja de Yáñez no necesaria ni automáticamente convirtió a Elena Chávez en testigo de ese financiamiento irregular. Hasta donde se sabe y por fuentes directas que conocieron de esa relación, Chávez nunca tuvo acceso ni a reuniones formales de trabajo, ni a operaciones de manejo de dinero en el equipo cercano de López Obrador. El propio César, dicen las fuentes consultadas, nunca manejó dinero en grandes cantidades ni tenía un papel de “operador financiero” para López Obrador y su cercanía y confianza se basaba más en la relación de tantos años, en la que el vocero y director de Comunicación se convirtió en el “asistente privado y personal de Andrés Manuel”, el que lo mismo viajaba siempre con él, a veces en un auto compacto, otras en Suburban, recorriendo el país y procurando siempre las necesidades básicas del eterno candidato: desde dónde y qué iba a comer, dónde pasaría la noche, si necesitaba que le cortaran el pelo o incluso que lo asistieran para ponerle las pijamas ante el cansancio de las giras.

“César nunca manejó el dinero, ni era de los operadores que llegaban a recoger las ‘aportaciones al movimiento’ como siempre llamó AMLO a los envíos de efectivo que recibía de distintas fuentes y orígenes. Él se ocupaba más del apoyo logístico y hasta de los temas personales, nunca se le conoció como alguien que manejara recursos más allá de los que necesitaban para pagar comidas, hospedajes, gasolina”, comentó un ex colaborador del círculo más cercano de López Obrador en aquellos años.

A partir de eso y de que Elena Chávez nunca tuvo un papel en el movimiento lopezobradorista, más allá de ser la pareja sentimental de su hombre de más confianza, habrá que ver qué tanto investigó y documentó la autora del libro que hoy sale a la circulación. Porque si bien su testimonio no dejará de saciar el morbo y de resultar atractivo para quienes quieran saber más de cómo se construyó, pero sobre todo cómo se financió el fenómeno político de López Obrador durante las últimas dos décadas, falta saber si la edición contiene algo más que los “secretos de cama” a los que ella sí tuvo acceso en sus conversaciones con quien fuera su pareja, no por 18 años como ella afirma, “sino por muchos menos”, según dicen las fuentes consultadas.

La relación sentimental entre Elena Chávez y César Yáñez, según esas mismas fuentes, no terminó bien y durante años ella siguió contactándolo y mandándole mensajes y hasta algunas amenazas veladas luego de que él la bloqueara por su comportamiento inestable durante el tiempo que vivieron juntos. Chávez es animalista y rescatista de perros callejeros a los que mantenía a través de una organización y un refugio que adquirió la pareja en la alcaldía de Tlalpan. Su incursión en la escritura de un libro estuvo acompañada y asesorada por amigas suyas periodistas con las que se fue a vivir a Sicilia en los últimos meses y quienes la alentaron a contar su versión y lo que sabía del movimiento político de López Obrador y sus oscuras y opacas formas de financiamiento.

A partir de ahora serán los lectores los que juzgarán si el contenido del libro y la investigación que dice haber realizado Elena Chávez corresponde realmente a lo que vendió su texto en la campaña de marketing y redes sociales; si efectivamente arroja luz a un tema que ha rondado el polarizado ambiente político desde hace años y a una pregunta que ha acompañado a Andrés Manuel López Obrador en sus tres campañas y hasta en su presidencia: ¿Cómo fue que un político, que sólo cobraba un sueldo de funcionario durante el tiempo que ocupó cargos de dirigente y gobernante, que dice no tener cuentas bancarias, no manejar tarjetas de crédito ni tener ingresos más allá de su salario como servidor público, pudo financiar casi 20 años de activismo y campañas políticas que incluyeron tres campañas, la formación de un partido político y la manutención de su primera familia de tres hijos y su esposa fallecida y su nueva familia con esposa y otro hijo menor de edad?

Si Elena logra responder a esa pregunta de manera convincente y, sobre todo documentada, con pruebas y testimonios que confirmen de dónde salió el dinero para el movimiento político que hoy gobierna México, su libro sin duda merecerá convertirse en un bestseller y ella en una escritora-periodista acreditada y seria que incomodará y hasta podría cimbrar al Palacio Nacional. Pero si lo que ofrece son solo sus testimonios personales, producto de lo que ella veía a la distancia y sin ser parte del círculo cercano de López Obrador y sólo por lo que le platicaba cada noche, al llegar a casa quien fuera su pareja, entonces lo que tendremos será un libro más de sensacionalismo y morbo político que tendrá sus cinco minutos de fama y luego pasará para dar paso al nuevo escándalo en este país de mexicanos sin memoria que van consumiendo frenéticamente — a razón de uno por día y si acaso por mes o por semana–  los desenfrenos, desvergüenzas, desfiguros y ocurrencias de sus políticos y gobernantes.

Los movimientos políticos y mediáticos de la maestra Elba Esther Gordillo en las últimas semanas no han pasado desapercibidos para el gobierno federal. Por más que el presidente diga que no le presta atención a la ex lideresa del SNTE y la minimice cada que da una entrevista o realiza declaraciones fuertes contra él y contra su gobierno, la realidad es que sí se registra, tanto en las áreas políticas como en las de la inteligencia gubernamental –que hoy sabemos que también es espionaje— el activismo mediático de quien dirigiera por más de 20 años al sindicato magisterial. “No nos metemos en eso, tiene todo su derecho a manifestarse a expresarse, ya hemos hablado del tema en otras ocasiones y todo el mundo puede dar su opinión y no hay censura”, respondió López Obrador el pasado 3 de octubre cuando le preguntaron por los dichos de la maestra Gordillo en contra de él y su familia.

“Es corrupto el que miente, es corrupto el que no ejerce el poder en servicio de los demás, el que solapa a su familia en los ilícitos que cometen; es corrupto cuando los valores y los principios a los que se comprometió no los cumple”, dijo Elba Esther en una entrevista que le hizo Loret de Mola. Ya antes en otras entrevistas que ha concedido en las últimas semanas, la maestra se había dicho “decepcionada” del gobierno de AMLO y había criticado fuertemente el nombramiento de la también maestra Leticia Ramírez como secretaria de Educación Pública. “Sí somos maestras las dos, pero aún entre maestras hay diferencias. Yo siempre fui de lucha a favor del magisterio y sus derechos y ella representaba a una organización violenta”, nos dijo en una entrevista que le realizamos en septiembre pasado para EL UNIVERSAL y para Heraldo Televisión. Es decir, que queda claro que tanta declaración y tantos mensajes que manda Elba Esther Gordillo en su reaparición mediática tienen un objetivo y un fin. Un exgobernador que la conoció muy bien y que es incluso su amigo, nos comentaba así la reactivación política y mediática de la maestra: “Los tiburones pueden percibir el olor de la sangre. Al hacerlo, se despierta el instinto de supervivencia básico: el deseo de alimentarse de una presa herida.

Cuando sucede, el depredador se aproxima y da vueltas en círculos concéntricos antes de atacar. Otras especies, como alguna clase de murciélago, boas y pitones también perciben la sangre por el aumento de temperatura y se activan para atacar”. Así, decía, se puede leer e interpretar el regreso de Elba a las declaraciones políticas en las que la exlideresa lo mismo expresa que su desacuerdo con un gobierno que nos tiene en la impunidad, “el cuarto lugar en el mundo en corrupción…, se desmanteló el sistema de salud… estamos en el tercer peor lugar mundial en la atención a la pandemia”, que da su muy personal visión de lo que está pasando en el país: “No estoy de acuerdo con lo que pasa, no me gusta, no es el México que quiero para mí…”. Así que, utilizando la metáfora del exgobernador,  como el tiburón que acecha a su presa, Gordillo anunció que no va a estar callada ante un presidente “francamente desinformado, francamente irresponsable”. ¿Qué busca la exdirigente sindical? Los que la conocen bien dicen que quiere montarse en la sucesión y congraciarse con un frente opositor, aunque con eso se acerque a los mismos que pactaron con Peña Nieto su encarcelamiento y hundimiento… Los dados mandan Serpiente Doble. Mal comienza la semana.

El Universal