El rapero Anoki y sus letras contra el racismo

“Simplemente no mirar”: eso se propuso el músico Anoki, cuando su propio rostro en tamaño gigante lo sorprendió desde enormes afiches en el Rosenthaler Platz de Berlín, un lugar muy concurrido y ruidoso, que parece no descansar nunca. Anoki va camino de su estudio de grabación, y en el metro hay afiches que muestran al rapero de 29 años. La culpa la tiene un trabajo que hizo cuando era estudiante.

Anoki se llama, en realidad, Florian Grießmann. Es hijo de madre alemana y padre indonesio, y creció en Baviera, donde su color de piel irritaba a la mayoría de la gente. Siendo niño, y luego como adolescente, Florian Grießmann tuvo que enfrentarse a la discriminación racial cotidiana. Cuando iba a fiestas, la policía lo detuvo varias veces, al contrario de a sus amigos blancos. “Una vez, una mujer policía me dijo: ‘Si te ves como un criminal, no deberías sorprenderte’”, cuenta a DW. A veces denunciaba a hombres y mujeres policías, pero esas denuncias eran respondidas con más denuncias. “La gente con trasfondo migratorio que ya ha tratado de defenderse así ya conoce eso”. Y en las letras de sus canciones habla de esas experiencias:

“Alemán, bávaro, no hay padre, pelo negro.

Me veo diferente a todos lo que están allí, no me doy cuenta, pero todos miran.

En el aula, en el supermercado, mil veces la policía.

Disculpas todos los días, no hice nada, solo tez oscura”.

DW