Campañas políticas: Entre la realidad fáctica y la era digital

Adriana Del Valle Garrido.

Los protagonistas de la jornada electoral del 2 de junio del 2024, elevando la opinión pública a su máximo nivel y emocionados de participar activamente para ejercer su derecho político electoral, darán empleo a los representantes de la sociedad, poniendo de estos sus capacidades y preparación a prueba para actuar a la altura de las exigencias sociales, de lo anterior, dependerá la temporalidad de su función pública, con la oportunidad de ganar legitimidad y hacer trayectoria política o de lo contrario perder la posibilidad de acceder a futuros cargos de elección popular.

Si bien la política lleva inmersa la interacción del ser humano con base en la comunicación entre emisor y receptor, esta para ser efectiva, requiere de una constante retroalimentación que no solo puede establecerse en discursos mediáticos, sino que debe existir una coherencia entre los hechos palpables y medibles y lo que se expresa.

La ficción descrita como un mundo simulado o imaginario, no se acerca a la realidad, pero puede crear en el imaginario colectivo falsas expectativas o escenarios irreales generando distopía social; y aunque este problema pareciera fácil de remediar con la simple indagación o lectura, sigue siendo más fácil y cómodo el fanatismo dominado por el sentimiento de la pasión, perdiendo capacidad crítica y el sentido de responsabilidad que requiere una democracia.

La dimensión política se torna compleja cuando la influencia digital incide en una cultura que permite replicar un comportamiento de emociones que se viraliza de en redes sociales. “En el momento de formar su opinión, los ciudadanos reciben el impacto ‘en línea’ de otras opiniones, que orientan su propia percepción y examen de la realidad”1, contrario a un razonamiento reflexivo que vincula lo fáctico al discurso abstracto.

Las constantes condicionantes que promueven la inofensividad, estructuran sociedades permisivas, pero que encuentran en la jornada electoral una oportunidad para expresar su sentir y a partir de los resultados configurar nuevas realidades. Se renueva para mejorar, por ello es tan importante que se adquieran valores políticos que no acepten imperfecciones.

La política se desenvuelve en consonancia con las sociedades, y la difusión mediática tiende hacia la aceptación de la mayoría sin cuestionamientos, lo que facilita la sumisión, dice Arnáiz Amigo que “El ahorro del esfuerzo, en el aprendizaje, conduce a hacer de la menor resistencia un hábito”2, por lo que no hay mejor defensa de la dignidad humana ante cualquier arbitrariedad que el elevado intelecto de una sociedad.

1.-Ramírez, René y Juan Guijarro (2023), “La distorsión en la esfera pública digital. Estudio de caso sobre la reforma electoral en México (2022)”, Documento de Trabajo 10, PUEDJS, UNAM, México. Pág. 5

https://puedjs.unam.mx/wp-content/uploads/2023/02/FINAL-Informe-tecnico-termometro.pdf

2.- Arnáiz, A. (1984). “Ciencia Política, estudio doctrinario de sus instituciones”. México: Miguel Ángel Porrúa, S.A. pág. 551