En la ciudad de Tapachula, en la frontera entre México y Guatemala, migrantes han denunciado una ola de secuestros masivos perpetrados por el crimen organizado. Según testimonios recogidos, los delincuentes colocan sellos en los brazos de las víctimas y exigen dinero para liberarlas, en un flagrante acto de extorsión.
Miguel Mejía, un migrante de Honduras que prefirió mantener su identidad en secreto por seguridad, relató cómo él y un grupo de personas de diferentes países fueron secuestrados el pasado fin de semana en Tapachula. Los secuestradores, armados y vigilantes, intimidan a los migrantes y los llevan a lugares desconocidos donde los mantienen encerrados.
La situación se produce en un contexto de aumento en la migración irregular, con el Gobierno de México detectando un 77% más de migrantes en esta situación durante 2023. La asociación civil Alto al Secuestro reportó una cifra “histórica” de 521 víctimas de secuestro en marzo, con más de la mitad siendo migrantes.
Luis Rey García, director del Centro de Dignificación Humana (CDH), lamentó la difícil situación de los migrantes, quienes quedan atrapados entre una autoridad corrupta y los cárteles que se aprovechan de ellos. Los testimonios de migrantes como Roberto González de Guatemala y la ecuatoriana Julia muestran el terror y la angustia experimentados durante los secuestros, con la extorsión y el miedo marcando sus experiencias en su búsqueda de una vida mejor.
