Realizadora mexicana conquista a público infantil en la Berlinale

La realizadora veracruzana Claudia Saint-Luce trae a la Berlinale su cuarto largometraje, El Reino de Dios, seleccionada en una de las secciones más populares del festival, Generación, dedicada para público infantil.

La película fue totalmente financiada por Saint-Luce y su equipo de trabajo.

El estreno no podía haber sido mas afortunado ante la entrega de un público cuya mirada, sin filtros o preconceptos, llenó este martes la sala de cine Urania en la capital alemana.

La mayoría eran escolares entre el cuarto y sexto año de la escuela primaria Wilhelm von Humboldt de Berlín.

La conmovedora historia gira alrededor de un niño de 8 años en una pequeña comunidad del estado de Veracruz, Tlalixcoyan, población de origen de la realizadora.

Los actores no profesionales son en su mayoría parte del círculo familiar y de amigos de la cineasta; de entrada, el voto de confianza en su trabajo estuvo garantizado.

Las condiciones para la realización del filme fueron complejas para la cámara de Carlos Correa filmando bajo altísimas temperaturas, características de esta región sur del estado de Veracruz.

La historia transcurre alrededor del pequeño Neimar, un niño de 8 años que se prepara para realizar su primera comunión. Neimar vive con su madre y su abuela, juega con su amiga Demi, cuida de una yegua que en algunas ocasiones participa en carreras de caballos que se celebran en su pueblo y ayuda a su madre vendiendo tamales.

Ocurre que el esperado día de la primera comunión y con Neimar elegantemente ataviado con un traje confeccionado por su abuela, ésta no asiste; especialmente conmovedora resulta la escena cuando Neimar se forma dos veces en la fila de los pequeños que reciben de mano del sacerdote la hostia; no ha sentido la presencia de Dios como le fue dicho en sus clases de catecismo.

Además su abuela no ha asistido a tan importante ocasión. Ha fallecido.

Es entonces cuando el pequeño una mañana antes de que su madre despierte, decide tomar todas las imágenes católicas de un altar que su familia erigió en su casa y las lleva al campo para quemarlas.

Tal vez el mayor acierto de la realizadora mexicana sea posicionarse desde la genuina mirada de un niño que en la fase inicial de la construcción de valores alrededor de la religión, esta fase quede suspendida por el impacto emocional de un episodio doloroso.

La posterior sesión de preguntas y respuestas con el público infantil dio prueba de la transparencia en el planteamiento de Saint-Luce.

“Yo tambien estaba enojada con Dios cuando pase por una experiencia dolorosa, todos los directores imprimimos algo personal a la hora de hacer una pelicula”. La directora también es autora del guión.

Después de la proyección, algunos de los estudiantes que asistieron a la función, Alva, Adda, Iphis conversaron con La Jornada y coincidieron en que la muerte de la abuela fue la parte mas triste de la película y lo que menos les había agradado; paralelamente te coincidieron en que las carreras de caballos habia sido lo más divertido.

El festival de Berlín realiza trabajos de cooperación con escuelas en Berlín para llevar cine a los mas pequeños. Al final de la función se les entrega un cuestionario en que responden a preguntas como qué sentimientos provocó al ver la película, si piensan que algo podría haber cambiado y si les gusto la manera como fue contada la historia.

La Jornada