Entre la UE y México hay un Acuerdo Global que dormita

Desde su conclusión en la primavera del 2020, la modernización del Acuerdo Global entre México y la Unión Europea dormita. Necesita ser ratificado por el Parlamento Europeo y los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, pero a ese trámite se le da largas. ¿Por qué?

Una delegación de eurodiputados de la comisión de Comercio Internacional estuvo esta semana en el país azteca para constatar qué sucede con este Acuerdo de comercio, inversión, cooperación y diálogo político, que es de lo más moderno que ha salido de las instituciones de Bruselas.

“La modernización del acuerdo comercial es fundamental, porque significará que el 99 por ciento de los productos comercializados entre la UE y México estarán libres de aranceles, mientras que el 98 por ciento de los productos estarán libres de impuestos a partir de su entrada en vigor. Asimismo, el acuerdo es clave porque tiene un capítulo específico sobre desarrollo sostenible, que incluye la lucha contra la corrupción y la normalización de los derechos laborales, sociales y medioambientales. El comercio debe realizarse de forma justa y en las circunstancias adecuadas para generar prosperidad y un desarrollo sostenible y sostenido”, señalaba antes del viaje Inmaculada Rodríguez Piñero, ponente del Acuerdo en la Eurocámara.

Cuanto antes, ¿mejor?
“En resumen, después de días intensos y conversaciones con representantes del Gobierno, senadores, empresarios, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, podemos decir que todo el mundo quiere que se ratifique ese Acuerdo cuanto antes”, dice a DW el eurodiputado Jordi Cañas, miembro de la comisión de Comercio Internacional y de la delegación para las relaciones con México.

“Están a la espera de que la Comisión Europea plantee si va a tramitar su ratificación conjuntamente o va a dividirla”, explica el político español. ¿Qué significa esto? Significa que en el terreno comercial, Bruselas tiene toda la competencia, pero en el campo de las inversiones, la cooperación y el diálogo político, los parlamentos de cada país miembro de la UE tienen que dar su aprobación.

“Si se tramita en conjunto, después de la aprobación de la Eurocámara y el Consejo, la parte comercial entra en vigor. Pero, luego, basta que un parlamento regional se oponga, para que el acuerdo caiga, incluida la parte comercial”, explica Cañas. Cabe recordar que el Acuerdo de Asociación con América Central, cuya parte comercial entró en vigor en 2013, sigue pendiente de entrar de lleno en vigor porque falta la ratificación de un parlamento regional.

En esa medida, “dividir” el acuerdo con México garantizaría que, por lo menos, las prometidas ventajas para el comercio comenzasen lo antes posible. “Estamos finalizando el trabajo técnico antes de traducir los acuerdos y enviarlos para su ratificación al Parlamento y al Consejo”, explican a DW fuentes europeas. ¿Dividirlo? “Hasta el momento no se ha tomado ninguna decisión con respecto a una posible división del Acuerdo”, añade.

¿Malas señales?
“El Acuerdo que existe hoy entre la UE y México no tiene una parte de protección de inversiones. Eso está enmarcado en los acuerdos bilaterales como el que tienen España y México”, recuerda Jordi Cañas. Y advierte: “Aunque mañana se ratificase el Acuerdo y entrase en vigor, la parte de inversiones tiene que pasar por los países miembros. Mientras no se haya ratificado, las inversiones no estarían seguras”.

¿Qué hay detrás de estas dudas? La reforma energética que promueve el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, que privilegia la generación de electricidad nacional por encima de las inversiones privadas y extranjeras. Estas, mayormente en renovables, fueron posibles por acuerdos energéticos y de infraestructura de gobiernos anteriores. Cabe resaltar que España es el segundo inversionista en México y que 7.000 empresas españolas operan en el país.

Con la reforma constitucional que le permitiría restringir las ventas de electricidad de generadoras privadas y favorecer a la compañía estatal mexicana, “López Obrador atentaría contra principios de legalidad y en contra de las empresas que han invertido decenas de miles de millones y llevaría a México a incumplir con los objetivos de descarbonización y con el Acuerdo de París. Estaría dando una señal nefasta”, comenta Cañas, que califica de “contradictorio” y “paradójico” querer que se ratifique ese Acuerdo cuanto antes y, al mismo tiempo, romper las reglas del juego.

En cualquier caso, ahora mover ficha está en el terreno de la Comisión Europea. En esta situación, según el eurodiputado Cañas, “hay que empujar a la Comisión Europea para que inicie el proceso de ratificación. Es clave para Europa reforzar sus relaciones comerciales y políticas con América Latina. Pero también sería bueno que lanzase un mensaje claro a México: reforzar las relaciones pasa también por cumplir las leyes y por que estas no sean sujeto de decisiones unilaterales y arbitrarias”.

DW