Los turistas británicos sufrirán en sus bolsillos un Brexit no negociado

El Gobierno de Reino Unido se prepara para una avalancha de solicitudes de renovación de pasaportes. Este jueves se publica la segunda tanda de “notas técnicas” en previsión de una salida no negociada de la Unión Europea, una posibilidad cada vez más temida por empresarios y ciudadanos británicos. Algunos medios de comunicación han adelantado ya los dos aspectos más conflictivos a los que pueden llegar a enfrentarse los turistas que viajan o residen en otros países europeos: la invalidez de sus pasaportes y el fin de los teléfonos móviles sin costes de roaming.

A partir del próximo 29 de marzo, fecha oficial de la salida de Reino Unido de la UE, los turistas británicos van a enfrentarse a problemas hasta ahora inexistentes, en el caso de que no se alcance un acuerdo de transición y el resultado sea un “Brexit duro”. Aquellos que planeen viajar a cualquier país europeo y tengan un pasaporte que caduque en seis meses o menos deberán renovar su documento o verán rechazada su petición de entrada. Y lo mismo ocurre con aquellos británicos residentes en el continente. Según el Gobierno británico, podrán ser expulsados si no remedian la situación, según ha anticipado The Financial Times citando fuentes del Ejecutivo de Theresa May.

Respecto al roaming de los teléfonos móviles -el coste extra en llamadas y uso de datos aplicado por las compañías al viajar al exterior-, los ciudadanos británicos dejarían de disfrutar de la decisión de suprimirlo que adoptó la UE en 2017. Como viajeros extracomunitarios se enfrentarían a un elevado coste por el uso de sus smartphones. En previsión de esta negativa consecuencia del Brexit, algunas compañías telefónicas ya han anunciado su intención de seguir sin cobrar por el uso del teléfono en el exterior. Eso puede forzar al resto a aplicar el mismo beneficio si no quieren colocarse en una situación de desventaja.

El propósito del Gobierno de Reino Unido con la publicación de estas “notas técnicas”, que abarcan aquellos sectores económicos y servicios que se verán directamente afectados por el Brexit, es múltiple. Pretenden con ellas convencer a la ciudadanía de que todo está controlado y no habrá caos; transmitir a la UE el órdago de que pueden asumir perfectamente la falta de acuerdo; y calmar al mundo económico, que lleva semanas alertando de las graves consecuencias de una salida sin acuerdo. A la vista de las reacciones ante el panorama descrito por las recomendaciones publicadas, el efecto es justo el contrario del deseado.

El País